Los reclamos que se le hacen desde la UAEM muestran que el dinero público en Morelos ha sido usado de forma deshonesta, porque las sumas que llegaron a las arcas del gobierno estatal para objetivos específicos no llegaron a su destino. Y eso no sólo lo sufre la Universidad, ya que hemos visto reclamaciones parecidas en el sector de educación básica, o el campo, por citar sólo dos ejemplos.
No se puede dejar de pensar mal cuando se proclaman la transparencia y la rendición de cuentas pero se esconden los documentos y las cifras.
El gobernador debería preocuparse, porque la propuesta de activar los mecanismos que permitan destituirlo ha sido asumida con entusiasmo.
La marcha de ayer hizo relucir los reclamos más variados contra el perredista que tiene a la entidad con graves problemas de delincuencia y con el índice más elevado de aumento de la pobreza. Sin embargo, toda la intolerancia y la cerrazón, que se han convertido en marca de la casa han abonado, junto con la ostentación de nuevas riquezas por parte del grupo gobernante, han generado un conflicto social que arrastra a la sociedad morelense desde hace tiempo, por lo que merece ser solucionado. Y a la brevedad.