El plan contra la delincuencia no ha funcionado, pero a quien gobierna eso no parece importarle. En todos los rincones de la entidad hay familias destrozadas y total impunidad de la delincuencia, que actúa a plena luz del día sin temor.
El gobernador Graco Ramírez parece estar más ocupado en asegurar para varias generaciones el futuro económico de su familia, así como su inmediato futuro político como candidato a un cargo federal o partidista.
Mientras, ha olvidado cumplir con su deber.
Es increíble la cantidad de sectores y grupos sociales a los que ha agraviado. Igual de grande es la crisis económica en la que está inmerso Morelos, mientras los negocios privados de la gente ligada a la élite gobernante prosperan sin parar.
Y todo eso, en la mayor opacidad del gasto público, mientras se proclama una transparencia tramposa que sólo creen los aplaudidores y los ingenuos.