Desde su inicio, el principal atractivo de esa temporada fue popularizar al extremo las compras con tarjeta de crédito a plazos largos y sin intereses (los famosos meses sin intereses) por encima de descuentos significativos.
Hoy se ha convertido en una de las temporadas de venta más importantes del año, pero sus efectos podrían alcanzar más sectores económicos si en realidad se apuesta por ayudar al consumidor y no sólo atraparlo en ofertas que no lo son tanto.
El esfuerzo que se hace en promoción es enorme pero el apoyo oficial debería canalizarse también a segmentos más pequeños del comercio, que hoy no están bancarizados y por lo tanto quedan fuera del núcleo principal de lo que se promueve.