Es cierto que la empresa suministradora de energía eléctrica ha mostrado una saña especial contra la ciudad, al paralizar de forma total los pozos que abastecen a cientos de miles de personas y no dar margen a que algunas de las fuentes de abasto pudiera operar.
Eso puso en riesgo no sólo el bienestar sino la salud de los habitantes de Cuernavaca, pues escuelas y cualquier centro se quedó sin líquido para sus servicios sanitarios. Ni hablar ya otras actividades básicas que requieren agua.
Esperemos que con el arreglo logrado el sábado anterior se evite someter a los ciudadanos a un castigo innecesario.