Los regidores arrojaron cerveza al paso de la marcha. En su momento fueron denunciados y la Policía actuó, pero lo que hicieron reviste excesiva gravedad, porque ejercen un cargo público de elección.
Aunque estrictamente nadie emitió un solo voto por ellos, sino por el partido a cuya lista pertenecían, lo cierto ese ataca no sólo exhibe su escasa moral y pésima educación, sino también -sobre todo- su intolerancia y la impunidad que creen tener por el puesto que ocupan.
Aunque quizá no se tomaron la molestia de averiguar que ya no tienen fuero, aunque lo tuvieran lo menos que deben hacer es dejar el cargo que han demostrado no representar con dignidad.
El cabildo al que pertenecen y cuya imagen han manchado haría bien en llamar a los suplentes, que podrían ser personas más dignas que los titulares.