No se dan cuenta de lo gordo que caen cuando llegan con sus despensas personajes que por lo general miran con desprecio a los morelenses, a los que sólo usan para seguir en la nómina.
Ésa es la peor secuela que ha dejado las crecidas de los ríos y los incendios descontrolados: el populismo, la demagogia y el ya citado oportunismo.
No hay poder humano ni fuerza de la naturaleza que le tape la boca a Graco Ramírez Garrido Abreú o a Adrián Rivera Pérez, sin mencionar a todos los funcionarios de todos los niveles.
De hecho, nada más falta -sería el colmo- que reaparezca Sergio Estrada Cajigal Ramírez para decir que en sus tiempos el sí sabía hacer bien las cosas.
Cosas de las lluvias y de los imprevistos.