Ya había dicho que quizá era por el temor a ser apachurrados por un autobús de los Verdes de Morelos, pero lo cierto es que eso le quitó a Jojutla el aire de modernidad que debería de tener, ahora que Marcelo Ebrard ha puesto de moda andar en bicicleta cuando allá por el sur de Morelos era algo de toda la vida. Quizá hasta Ricardo Sánchez usó uno de esos aparatos, así como era de innovador el señor que introdujo la siempre del arroz blanco.
Hoy en que se lucha a brazo partido contra la obesidad veo que esas prácticas saludables no imperan y que la gente en lugar de caminar -en el arroyo- usa el transporte colectivo o el taxi.
Pero eso sí, lo que sobran son los puestos de venta de comida de todo tipo, especialmente de la que engorda: gorditas en todas sus presentaciones, tacos en una gran variedad, tamales, atole, elotes, pizas, pan y un largo etcétera.
Eso hace que los jojutlenses de ahora hayan perdido la figura y la gallardía de sus paisanos de otros tiempos. Porque antes no se necesitaba ser galán, galán, ya que bastaba con presumir que uno era de Jojutla para que las chicas cayeran rendidas, como moscas, lo que por cierto causaba grandes problemas de agenda. Pero de lo que les iba a contar ya no puedo porque se me acabó el espacio. Mañana le sigo.