Por lo menos Gerardo Casamata Gómez es contador. El nuevo funcionario legislativo estudió, creo, administración de empresas.
Y tiene un historial que deberían haber estudiado aquellos que se van a quemar más adelante por haberle dado ese cargo.
El colmo de lo que hizo fue organizar hace muchísimos años un grupo llamado el PLAPS (Plataforma de Activismo Político y Social) cuyo integrantes financiaron su proselitismo a través de los recursos que manejaban en diversas instancias públicas, incluidos comités gestores del servicio de agua potable.
Diputado y Secretario de Administración (Oficial Mayor) del gobierno estatal, no había obtenido un buen hueso desde la llegada del gobierno de Carrillo Olea.
Y hoy está allí, desde donde puede ejercer mejor su especialidad: negociar todo lo que se puede negociar.
Como se ve, los priistas no entienden. Por mucho que digan que tienen verdadera intención de ser diferentes a lo que fueron, las señales que mandan son claras y precisas: no hay nuevo PRI.