Eso fue el primero problema, porque tuvieron que echar mano de su único instrumento para abrir al sujeto de estudio. Y ese único instrumento era su hocico, por lo que allí surgió el primer problema, ya que el vecino que descubrió la autopsia no le vio nada de científica, sino que pensé que el Pingo era caníbal y que estaba en el almuerzo, acompaĖada de esa carnívora iguana verde.
Eso limitó el tiempo del estudio, porque ambos animales debieron salir huyendo de las pedradas.
Lo bueno es que el vecino no retiró el cadáver y los dos aventureros pudieron regresar para indagar aún más en las profundidades de su ser. Y aún con la idea de que la fisiología de ese pobre perrito que tuvo la mala suerte de cruzárseles en el camino era igual a la de su amo, pues separaron huesos y músculos y hurgaron en las profundidades de sus cavidades y órganos, a la espera de encontrar el secreto que encierran los políticos, porque como les conté el lunes, eso es lo que la iguana verde y el Pingo querían saber.
MaĖana les platico más.