El resto de la población nos mantuvimos a salvo de esa acción predadora que seguramente le costó la vida los fallidos invasores, que al consumir las neuronas de quienes han decidido vivir del presupuesto no resistieron y taparon lo que usan como sanitarios, de tanto que debieron usarlos.
Lo malo es que no se llevaron completitos a esos que hoy nos tienen con una terrible deuda, impagable en la actual generación, y que usan los recursos públicos como si fueran dinero propio.
Esa es una de las muchas teorías conspiratorias que escuché ayer en torno a la causa de los males del sufrido estado de Morelos, que no se salva en ninguno de sus 33 pequeños municipios.
Si usted tiene una explicación mejor, háganosla saber, porque el mundo está así por algo.
Otro tema. ¿Los mexicanos somos los dueños de nuestro destino?. Así lo dijo ayer Felipe Calderón Hinojosa en una ceremonia de las tantas que preside. Ya olvidó que el cien por ciento de los mexicanos tiene su destino en las manos de él, de acuerdo a las reglas de la democracia representativa que rige a este país.
Lo que haga o deje de hacer él en especial decidirá el destino de nosotros sus compatriotas, 30 y tantos mil de los cuales ya no viven para contarlo.