Lo contrario le pasó a Samuel Palma César, ya que a los jóvenes no les dice nada que él haya sido un muy cercano colaborador del casi presidente Luis Donaldo Colosio Murrieta, una denominación que ha sido la casi única cualidad de Palma para seguir en la política, en huesos con poca carne.
A los dos que primero mencioné, en cambio les ha servido de mucho que los electores ignoren todo sobre su pasado. Esa ha sido precisamente la estrategia seguida por los políticos del PRI en sus pasados tiempos de gloria y ahora por el PAN, aunque a ellos les ha faltado tiempo para que la gente los olvide, como bien lo sabe Liborio Román Cruz Mejía, que vio estrellarse sus sueños de gloria cuando fue candidato a la alcaldía que ya había tenido en sus manos (aunque los ciudadanos dicen que la manejó con los pies) y hoy vive del refugio (y el salario) que le dio su partido.
Pero decía, la memoria no es nuestra principal virtud en nuestro país, pero si por un momento pensáramos en todo lo que ese olvido nos ha costado, seguramente ya habríamos tomado medidas correctivas. Pero creo que se nos olvida.
Y mientras, ese pequeño defecto lo aprovechan los políticos de otras épocas para comenzar de nuevo. Esa es una acción que pocas profesiones pueden permitirse.