Don Manuel fue asesinado el 30 de mayo de 1984 y hasta la fecha no se sabe cuál fue la causa exacta del crimen. Si viviera, el pobre sufriría de una terrible diarrea –por lo menos- sólo de ver el entreguismo de los últimos gobiernos con el vecino del norte.
Y es que en tiempos de Buendía por lo menos los agentes extranjeros trabajaban encubiertos y les costaba cierto trabajo disimular su quehacer. Pero los tiempos cambian.
Ahora, el gobierno federal les permite andar por el país libremente y los hace sentirse mejor que en su propio hogar. Hasta chofer les pone, y no cualquier chofer, sino oficiales de la Armada de México.
Ayer una confusión permitió documentar otro más de esos excesos. Afortunadamente los involucrados tienen heridas que no son preocupantes y la librarán. Los policías federales que les dispararon tendrán que dar muchas explicaciones.
Pero los que deben explicar tanta intromisión a la soberanía nacional no dirían ni pío.
No cabe duda: son otros tiempos.