Decidieron intervenir en el punto donde se bloqueaba la carretera Alpuyeca-Jojutla y fue un encuentro dispar, porque las fuerzas armadas usaron tanquetas y helicópteros (y por supuesto, hombres armados) contra los vecinos de esa población indígena y uno que otro profesor o profesora.
El encuentro fue épico y ganó quien tenía los mayores recursos. Pero solo fue una batalla, porque la guerra la perdió el gobierno, que tuvo que esperar a que llegaran los enviados de la pérfida pero eficaz “maestra” Elba Esther. La tropa de la líder vitalicia del SNTE llegó bien armada de dinero y poco a poco comenzó a comprar la voluntad de los adversarios hasta que el problema quedó resuelto. Hasta se dieron el lujo de mantener como secretario seccional a Luis Manuel Rodríguez Olvera hasta el fin de su periodo.
Pocos meses después en Morelos hubo otros hechos graves. La muerte de Arturo Beltrán Leyva a manos de la Marina ocasionó una terrible y aún no finalizada ola de violencia y allí la autoridad no usó la fuerza en los niveles necesarios para ponerle fin.
El valor demostrado en combatir a unos bravos profesores y sus simpatizantes no se parece nada a lo demostrado en la lucha contra criminales armados.
Hace cuatro años comenzó la nueva alternancia en el poder. El PAN sufrió en las siguientes elecciones una derrota espantosa, pero no tanto como la de éste año.
En fin, lo que se hace se paga.