La gente no desaparece así como así. No hay acto de magia capaz de borrar todas las huelas de una persona. Mucho menos de 43.
Lo que ha es una mala investigación. Muy mala.
Y una capacidad de crítica inexistente, así como una insensibilidad de miedo.
Eso es palpable en el hecho de que ninguno de nosotros se ha indignado por el hallazgo de decenas de cadáveres que no eran los que buscaban.
Ni por los miles de desaparecidos que dejó la guerra inútil de Felipe Calderón.
En cuanto se diluya la atención mediática sobre Iguala, otro escándalo vendrá a desviar la atención sobre los gobernantes. O por lo menos eso es lo que ellos esperan.
Pero ya han sido muchas, y creo que éste debería ser el último episodio de desapariciones masivas en nuestro pobre país.
No sé qué piense usted, pero ojalá estemos de acuerdo en algo.