La ley para prohibir los circos con animales -pero no las corridas de toros ni las peleas de perros y gallos- fue un regalo de amor del diputado a su novia, pero que consumió cuantiosos recursos públicos y desplazó a otros asuntos de mayor importancia.
Ahora fue su ley sobre la juventud, que dice los derechos que deben tener quienes están en la edad de ser llamados jóvenes, pero que es inaplicable porque es obvio que no hay dinero para tal fin.
Sólo fue una operación para el currículum, pero que igual robó tiempo -lo más valioso que hoy se tiene en la política morelense- para cosas que son verdaderamente importantes.
Es necesario adecuar el entramado legal a los nuevos tiempos, pero de forma realista y no sólo de nombre, como fue el caso.
Al legislador le perseguirá el karma de que, cuando madure con los años, se dará cuenta de lo que hizo. Pero ese castigo no resuelve los problemas que generó y los que no pudieron resolverse por dar atención a sus prioridades personales.
La clase política -él apenas hace dos años forma parte de esa denominación- nos castiga con sus excesos, porque se sabe impune.
Me gustaría saber cuándo se acabará con esa actitud que desfasa el quehacer de las instituciones de los requerimientos ciudadanos.
El Poder y La Gloria
Lectura 1 - 2 minutos
Costoso
Jorge Messeguer Gally ha salido muy caro como legislador. Y no sólo por lo que cobra (al igual que sus 29 colegas) sino por el dinero y -sobre todo- el tiempo que se ha derrochado para cumplir al menos dos de sus caprichos.
Inicia sesión y comenta