Se trata de Gustavo Castro, de quien sólo unos cuantos saben el origen y lo que se advierte es que ni la mayoría de los legisladores saben de él, mucho menos que ha sido incorporado por alguien, por eso es motivo de curiosidad, ya que además inició negocios ahí mismo.
Bueno, un funcionario del legislativo, que ofreció datos a La Unión de Morelos, aseguró que el señor es quien lleva el contrato de remodelación de algunas áreas en el Congreso. Pero igualmente sostuvo que fue el que desarrolló las obras de remodelación de las áreas verdes frente a los patios de la estación.
Debe conocerlo bastante bien, porque incluso recordó que como a la semana de que el gobernador Graco Ramírez inaugurara la obra, los topes en la calle ya estaba hundidos. Por cierto, al término del corte del listón inaugural, un vecino de los patios se acercó a Graco y le dijo que esa obra él la hacía en menos de un millón de pesos, porque los cotos reportados fueron millonarios. El tabasqueño sólo le contestó que “se te cayó la credencial del PRI” y eso que lo acompañaba el entonces alcalde capitalino Jorge Morales Barud. Pues que los trabajos fueron realizados por Gustavo Castro.
DERROCHE EN LA CESP
Por otra parte, un oficial del Mando Único, de quien omitimos el nombre por obvias razones, se quejó del maltrato que reciben del comisionado estatal de seguridad Jesús Alberto Capella Ibarra, sosteniendo que los salarios siguen siendo simbólicos y la realidad no es como la pinta el jefe.
Y el enojo es porque afirma que mientras ellos viven de milagro, arriba hay un derroche escandaloso, comenzando por Capella. Que todos los jefes de área tienen a su resguardo patrullas policiacas al servicio personal y de su familia, que esas unidades, que además son de las mejorcitas, usan vales de gasolina de la dependencia. Es decir su sueldo es lo de menos, porque además las compras y adquisiciones las hacen directas, con los respectivos porcentajes y para ello cuentan con empresas propias. Es decir un negocio redondo.