Se anticipaba que una vez inaugurada la remodelación de la Plaza Emiliano Zapata, se dispondría de alguna protección de las jardineras, a fin de evitar su pronta destrucción tras la verbena popular, pero a partir de este día por la mañana, nadie calculó que se trataría de una especie de muro con material metálico y de madera, cubriendo, no sólo la explanada sino un poco más allá, porque se extendió hasta el arroyo de las calles que circundan el edificio de gobierno.
Lo que se explicaba oficialmente, es que hubo dos razones por las que se tomó tal decisión. La primera, que se contaba con la información en el sentido de que los que conforman el Frente Amplio Morelense (FAM) tenían considerado instalarse en plantón en la plaza, frente a Palacio, una vez que fuera abierta, con ello se les impidió; y segunda, que también ha sido una medida contemplada por logística para evitar cualquier inconveniente en el acto de inauguración que estaba programado para ayer por la tarde noche.
El caso es que quienes más se inconformaron fueron los comerciantes del primer cuadro, negocios y restaurantes, porque consideran que esta medida les causará un considerable descenso en el nivel de ocupación y venta de sus establecimientos, recordando que ya llevan meses enfrentando una situación bastante complicada por las pérdidas que les ocasionan las marchas, bloqueos y plantones cotidianos y esto les viene a complicar más la vida.
Algunos movimientos de protesta, como el de Antorcha Campesina, ya no lograron instalarse como todos los días enfrente de los pasillos del edificio gubernamental, no les permitieron ni colocar sus mantas en esos muros, así que debieron plantarse en torno al kiosco, en el Jardín Juárez.