Cuando los dos grupos antagónicos que buscaban la Rectoría en 1994 -uno encabezado por el eterno candidato Alejandro Pacheco y el otro por Jorge Arturo García Rubí- no lograron ponerse de acuerdo, ambos bandos aceptaron que se nombrara un rector interino y eligieron al maestro en ciencias Gerardo Ávila García, en ese momento director de Investigación y Posgrado de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
La idea de los “grillos” de la UAEM era dar tiempo para buscar amarres y negociaciones que les permitieran llegar al poder, y un científico en la Rectoría de manera interina era la salida perfecta. Con lo que no contaban era que Ávila García operaría durante esos seis meses como un maestro de la política de tal manera que cuando llegó la nueva elección ya tenía todo amarrado para quedarse por seis años más. El resultado de las votaciones al interior del Consejo Universitario: 84 votos para Gerardo Ávila, cero para Raúl Trujillo y cero para Oscar Puig.
La administración de Gerardo Ávila García abarcó el periodo 1995-2001, y de acuerdo a los informes de ese tiempo, promovió el levantamiento de un diagnóstico por regiones mediante el cual se identificaron las condiciones en las que se desarrollaban las funciones sustantivas de la UAEM y las expectativas de la sociedad en torno a la máxima casa de estudios morelense.
Ávila García también impulsó la reforma al programa de estudios de bachillerato escolarizado, se aprobó el modelo de educación abierta y a distancia, se restructuró el plan de estudios de bachillerato en la misma modalidad, se crearon las escuelas de Humanidades, Artes y Farmacia ofertando siete programas educativos a nivel licenciatura, se estructuró el programa de educación continua, se fortaleció el vínculo con la sociedad a través del servicio social comunitario y se fundó la estación de Radio Universidad.
Fue tan buena su gestión que fue requerido en el Ayuntamiento de Cuernavaca para ser secretario del mismo (durante el periodo de Manuel Martínez Garrigós, ya que con Rogelio Sánchez Gatica fue Alejandro Montalvo Pérez), y posteriormente reincorporado a la máxima casa de estudios ahora como secretario general en sustitución de Patricia Castillo y bajo las órdenes de Alejandro Vera Jiménez, titular de la Rectoría.
Tras el rompimiento entre el rector Alejandro Vera y el gobernador Graco Ramírez Garrido, al titular de la UAEM “lo trajeron frito” en los medios de comunicación con la versión de que en cualquier momento sería detenido por la Policía Federal, como consecuencia de lo que se conoció como “La Estafa Maestra”.
Grosso modo, la estafa maestra consistió en la contratación de varias universidades del país para que a su vez éstas se encargaran de contratar a otras empresas para proveer a la Secretaría de Desarrollo Social de productos y servicios.
Es algo que nadie entiende qué tenían que hacer instituciones dedicadas a la enseñanza de la educación superior, sirviendo como intermediarias para la compra de productos y contratación de servicios poco claros, pero según la ex titular de SEDESOL, Rosario Robles Berlanga, no hubo nada ilegal.
Por su posición como cabeza de la UAEM, no se hacía tan descabellada la posibilidad de que le resultara responsabilidad a Alejandro Vera. Incluso, en una plática en Torre de Rectoría Vera Jiménez dijo estar preparado para pisar la cárcel. “Me dedicaré a escribir libros”, dijo entre divertido y preocupado.
Sin embargo, un boletín de la Fiscalía General de la República (antes PGR) dado a conocer el pasado lunes, informa que el agente del Ministerio Público Federal obtuvo auto de vinculación a proceso en contra de Gerardo Ávila García, exsecretario de la Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
“El ex servidor público es probable responsable en la comisión del delito de uso indebido de atribuciones y facultades, y daño patrimonial a la Hacienda Pública por 22 millones 944 mil 101 pesos y 20 centavos”, refiere el comunicado.
Y es que Ávila García fue señalado de haber gastado de forma indebida, alrededor de 23 millones de pesos de recursos federales de un contrato de servicios para la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), actualmente Secretaría de Bienestar, cuando fungía como secretario de la Rectoría.
La FGR acusó al ex catedrático debido a que aparentemente estaba impedido para subcontratar los servicios del contrato.
“El agente del Ministerio Público Federal presentó datos de prueba suficientes al juez de Distrito Especializado en el Sistema Penal Acusatorio del Centro de Justicia Penal Federal, con residencia en el Reclusorio Preventivo Norte, contra Ávila García, a quien le fue impuesta la medida cautelar consistente en presentación periódica cada 15 días para firmar”, dice el boletín.
El ex funcionario público compareció ante Orlando Íñiguez Delgadillo, juez de control del Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Norte, pero se reservó su derecho a declarar. No obstante, el juez de la causa fijó un plazo de tres meses para la conclusión de la investigación complementaria.
Hasta antes de ese boletín el tema de la investigación de la PGR por la “estafa maestra” era como “el petate del muerto” en los círculos universitarios, pero desde ayer hay nerviosismo en la máxima casa de estudios.
El motivo: que muchos catedráticos entregaron recibos de honorarios por supuestos servicios que nunca se realizaron, de ahí que no se descarte que en las próximas semanas haya más órdenes de comparecencia contra servidores públicos.
Y sólo es cuestión de días para que comparezca ante un juez el que podría ser el verdadero responsable de las irregularidades, Wistano Luis Orozco García, ex director de administración de la UAEM y quien sabía perfectamente quiénes eran los funcionarios que tenían facultades para firmar contratos de licitación.
En tres meses, Gerardo Ávila García podría estar lamentándose el haber dejado su laboratorio para ir en pos de una rectoría, primero interina y después constitucional.