Por fortuna, el camarógrafo René Pérez Argüello se recupera favorablemente del balazo que recibió en la espalda al interponerse en la huida del mozalbete contratado para asesinar a los líderes cetemistas del comercio ambulante en Cuernavaca, Jesús García y Roberto Castrejón.
A un costado del Palacio de Gobierno se llevaban a cabo dos entrevistas “banqueteras” al mismo tiempo. En la parte de abajo, donde Gutemberg entronca con Galeana, unos reporteros entrevistaban a un grupo de comerciantes que habían cerrado las calles en protesta porque no habían sido tomados en cuenta en el reparto de lugares para vender en forma ambulante.
Unos metros arriba, otro puñado de reporteros recogía las impresiones del ex árbitro profesional, hoy metido a funcionario, Gilberto Alcalá Pineda, de la reunión que acababa de concluir en Palacio de Gobierno para analizar el tema del comercio en el centro histórico.
De pronto se acercó Jesús García y haciéndose el chistoso interrumpió la entrevista: “Coménteles también que estamos pidiendo la renuncia de la secretaria del Trabajo”. Y luego se alejó unos metros para después regresar a escuchar lo que decía el funcionario mientras que Roberto Castrejón y su hermano se mantenían a unos metros de distancia.
De pronto se escuchó un primer balazo. Don Chuy vio caer a Roberto y supo que iban por él. Trató de esconderse entre “la bola” de reporteros pero no pudo evitar que dos balazos se impactaran en su torax.
La escena fue captada por decenas de cámaras: un sujeto vestido con pantalón de mezclilla y sudadera negra, con gorra, la capucha de la sudadera y un paliacate le cubrían la cabeza. Disparó primero a Roberto y después a Jesús García sin importarle que hubiera más gente cerca.
Tlaulli Preciado, reportera de La Unión de Morelos, cayó al piso empujada por otra persona que resultó herida.
El atacante todavía alcanzó a dispararle al camarógrafo René Pérez, dicen que porque le metió el pie, quizás involuntariamente. Luego huyó corriendo ya sin gorra ni sudadera, pistola en mano, y pasó frente a las puertas de Palacio de Gobierno.
Hubo gente que no lo perdió de vista a pesar de que seguía disparando hacia atrás. Unos policías que estaban asignados al primer cuadro de la ciudad se fueron tras él y al parecer también accionaron sus armas.
A la persecución se sumaron los elementos de seguridad del Palacio de Gobierno. Y varios valientes camarógrafos.
Una cámara captó precisamente el momento en que uno de los elementos de seguridad del Palacio de Gobierno levanta una pistola que estaba tirada en la banqueta, usando un pañuelo para no borrarle las huellas. ¿Estuvo en lo correcto? La Fiscalía lo dirá.
Ya sin balas para disparar, el muchacho terminó por entregarse cerca de la fuente de la Plazuela del Zacate. Fue llevado al Palacio de Gobierno para resguardarlo mientras llegaba una patrulla. En el trayecto fue cuestionado por reporteros y comerciantes sobre quién lo había mandado, a qué grupo pertenecía, por qué disparó contra los periodistas, pero no pronunció una palabra.
Mientras tanto, en el lugar de la balacera la escena era dantesca. El hermano de Roberto trataba de cubrir la hemorragia con su camisa mientras hablaba por teléfono con su mamá para decirle que los habían balaceado en el zócalo.
Lo más increíble: un sujeto flaco que vestía ropa cara y llevaba una cadena de oro al cuello, pasó junto al cuerpo de Roberto y su hermano para robarle su teléfono celular. Por suerte fue captado por una de las decenas de cámaras que estaban grabando y para la noche ya se había vuelto viral.
Don Chuy vomitaba sangre pero su rostro denotaba tranquilidad, como si fuera algo que ya esperara. Dos años antes otro matón a sueldo acabó con la vida de su hijo José Manuel, que era su adoración. Después de traer hasta seis guaruras, últimamente caminaba solo y desarmado.
Los reporteros estábamos impactados por ver herido uno de los nuestros. Nunca había ocurrido algo así. Los minutos se hacían eternos y no llegaba la tercera ambulancia que lo llevaría al hospital. Hubo desesperación. Sabíamos que los otros dos estaban más heridos pero René es del gremio.
Más tarde, una conferencia de prensa en la que los periodistas sabían muchísimo más de lo que había ocurrido que los funcionarios que la estaban ofreciendo. Gilberto Alcalá estaba blanco y con los ojos rojos.
El titular de la Comisión Estatal de Seguridad Pública admitió que no tenía prácticamente ningún dato, pues estaba en una reunión en la zona militar cuando recibió la orden de trasladarse a la conferencia de prensa, así que la información que tenía era la misma que ya los reporteros habían transmitido para sus respectivos medios.
Ya para ese momento, en las redes sociales diversos personajes de la política comenzaban a aprovechar la desgracia para sacarle provecho político. El ex presidente Vicente Fox reprodujo la nota de El Financiero y le agregó la frase: “Hasta cuándo López”.
A nivel local, diversos personajes ligados a partidos políticos que no ganaron en las pasadas elecciones comenzaron a pedir la renuncia de funcionarios.
Lo cierto es que este mozalbete fue contratado para acabar con la vida de los líderes de los comerciantes de la CTM , y nadie hubiese podido evitarlo porque lleva de su lado el factor sorpresa.
Ayer también, Roberto Castrejón, padre del hoy occiso del mismo nombre, responsabilizó de estos asesinatos a la organización antagónica Nuevo Grupo Sindical.
El fiscal general, Uriel Carmona Gándara, tiene una “papa caliente” más en sus manos que tendrá que resolver en un tiempo razonable.
HASTA MAÑANA