En ocasiones lo hace obligado por las circunstancias, perseguido por sus propios congéneres o huyendo de una guerra; sufre hambres y maltratos durante el trayecto, y generalmente no es bien recibido en la tierra a la que llega.
Ese es el fenómeno de la migración, el cual en los últimos años ha saltado a los medios de comunicación de todo el mundo por una serie de acontecimientos conmovedores.
La fotografía del niño sirio ahogado en la playa de Turquía; los reportajes de los campos de refugiados o las imágenes de centroamericanos cruzando México para llegar hasta Estados Unidos a pesar de la política xenófoba de Donald Trump, han hecho de la migración un excelente mecanismo para elevar la circulación de muchos periódicos o la audiencia de noticiarios en radio y televisión.
Pero más allá de las historias lacrimógenas y las imágenes espectaculares, la migración es un tema que merece ser abordado con mayor profundidad y con un sentido humano.
Ese fue el motivo que llevó a la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) a organizar el Taller de Reportaje y noticia 'Investigar y contar la Migración' en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, México.
Durante una semana completa, 13 periodistas de diferentes países de América Latina analizaron el fenómeno de la migración bajo la batuta de la maestra María Teresa Ronderos, una experta en el tema y apasionada del periodismo.
Quien esto escribe tuvo la distinción de fungir como relator del taller. En lo personal puedo decir que acepté el puesto por incrementar mi cultura general, no por creer que tuviera que poner en práctica los conocimientos adquiridos en ese evento en mi estado natal.
Y es que Morelos nunca ha sido un paso de migrantes centroamericanos que buscan llegar a territorio norteamericano. No tenemos zonas limítrofes con otros países y “La Bestia” pasa muy lejos.
Sin embargo, con la política de migración que acaba de determinar el presidente Andrés Manuel López Obrador es muy probable que pronto lleguen cientos o quizás miles de extranjeros a Morelos, al igual que en el resto del país. (El IEBEM reportó en diciembre pasado que 936 niños migrantes provenientes de Estados Unidos, Colombia y Guatemala se inscribieron al curso 2018-2019).
Y seguramente también el país se dividirá en dos: los que creen que los migrantes vienen a quitarnos las oportunidades de trabajo y por lo tanto debemos rechazarlos; y los que creemos (me incluyo) que no debemos hacer con los migrantes del sur lo que nos hacen nuestros vecinos del norte.
En el taller de migración llegábamos a la conclusión que si un día pudiéramos “mapear” las necesidades que hay en un país, y lo que ofrece la gente en otra región, habría una migración sistematizada.
La maestra Ronderos puso un ejemplo:
Inglaterra tiene como política el proporcionar visas de trabajo para aquellos hombres o mujeres que desempeñen la profesión de la enfermería, pero con el asunto del Brexit salieron una gran cantidad que provenían de España y otros países vecinos. Mientras tanto, resulta que en Honduras hay muchas enfermeras que están dispuestas a irse a trabajar a Europa, entonces ahí hay un “match”, una coincidencia perfecta entre la oferta y la demanda.
“Claro que no siempre se puede pero sí pueden darse políticas migratorias más proactivas, terminar con esas costumbres de rechazar al migrante porque les da miedo, más bien decir “ésta es una fuerza que nos va a dar una inyección de juventud, de trabajo”, porque el migrante le echa muchas ganas al trabajo por el deseo que tiene de quedarse”, dijo.
-¿Hay una “satanización” del tema de los migrantes?- cuestioné a la periodista.
-Sí, desgraciadamente los latinos nos hemos dejado imponer una narrativa muy del norte, muy de Estados Unidos, en la que ven a los inmigrantes como algo desagradable, un discurso xenófobo de que les van a quitar lo que es suyo. Lo peor es que ahora los latinoamericanos también estamos cayendo en esa xenofobia cuando llegan nuestros vecinos del sur. Tenemos que decir “bienvenidos, vengan para acá, a ver ¿qué sabes hacer? Y seguramente encontraremos en la población migrante a excelentes músicos, cocineros, de todos los oficios y profesiones de tal manera que en lugar de ser un estorbo, sean una especie de inyección para renovar a nuestros propios países- me contestó.
HASTA MAÑANA.