Sin embargo, para la ciudadanía es un reconocimiento de que el número dos en la CES “no dio el ancho”, o por lo menos no se tienen los resultados esperados. Fue una válvula de presión que abrieron y que tendrá efectos sociales aunque no en el índice delictivo. La delincuencia lleva su propia agenda, eso lo hemos dicho varias veces en este espacio.
Lo que no se entiende es la insistencia en sostener al coordinador del Sistema Penitenciario en la entidad, Israel Ponce de León Borges, quien comenzó con el pie izquierdo al ordenar a sus escoltas la detención de un ciudadano que se atrevió a rebasar su camioneta por la derecha en la autopista del Sol.
Hace algunas semanas trabajadores del Penal de Atlacholoaya difundieron una misiva dirigida al gobernador Cuauhtémoc Blanco pero no se sabe hasta qué nivel del gobierno llegó. En esa carta los trabajadores se quejan del coordinador y de algunos funcionarios de primer nivel.
Señalan directamente a la directora administrativa del Sistema Penitenciario, Araceli Munguía Polo, “a quien medios de comunicación de Veracruz mencionan como involucrada en un caso de corrupción por su cercanía con Arturo Bermúdez Zurita” (pareciera que los trabajadores del Penal se la pasan “googleando” porque conocen los antecedentes de todos).
La maestra Priscila Ramírez Plata, Rocío Grajales “y su esposo de ésta en la Coordinación y Vinculación de Desarrollo de la CES”, así como Gabriel Tapia López, son algunos de los nombres que aparecen en el escrito que carece de firmas pero no por ello debe desestimarse.
“Actualmente parte de la plantilla de la Coordinación del Sistema Penitenciario está ocupada por aviadores, personas que no se han presentado a laborar nunca en la institución. Alta a aviadores presenciales como por ejemplo el subdirector de Alimentos, tío de las Ramírez Plata. Alta de la niñera de la ex directora de Reinserción Social, Ruth Ramírez Plata”, dice el documento.
Otra fuente nos dio el nombre de Araceli Landa Fernández, quien aparece en la nómina como “subdirectora de agenda” del coordinador Ponce de León, pero que nunca nadie ha visto.
También, nos mencionan que hay un verdadero negocio en la compostura de vehículos, pues en virtud de que el 70% del parque vehicular es obsoleto, siempre está en el taller (ubicado en la bajada de Chapultepec, dicen) y las facturas están muy infladas. Ya hemos hecho una solicitud de información pública al respecto, al igual que en el tema de la comida que proporciona la empresa “La Cosmopolitana S.A. de C.V”.
Esas son las presuntas irregularidades administrativas que seguramente ya estará checando la Contraloría del Estado, o incluso cabe la posibilidad de que ya hayan hecho algunos cambios de manera confidencial.
Pero aún todo lo anterior Ponce de León es un hombre con suerte por dos cosas: porque no se murieron los dos internos a los que mandaron a limpiar las alcantarillas y sufrieron una grave intoxicación; y porque el 25 de junio tres internos estuvieron a punto de fugarse, sin lograr su propósito.
Sobre lo segundo, se dice que tres internos dormían en el famoso dormitorio 13 acondicionado dentro del edificio de ingresos, lugar donde supuestamente se encuentran aquellos que requieren algún tipo de protección por ser influyentes, adinerados, procesos políticos, etc. y que fueron solicitados para realizar las talachas.
“Sin más ni más, en los conteos parciales (“cierres”) las cuentas no cuadraban; los equipos de radio comunicación se encontraban en las líneas 2, 3 y 4, hasta que de plano alguien se percató que los PPL (personas privadas de su libertad) que faltaban eran los que andaban afuera, sí afuera. Uno de ellos ya se encontraba por el comedor de empleados a sólo unos metros de las oficinas principales de los mandos, incluyendo la del coordinador Ponce de León y cerca de la malla perimetral que una vez librada los llevaría al camino de la autopista. Se menciona en broma que lo iba a saludar (a Ponce de León) pero se decepcionó porque casi no se aparece en su oficina y cuando esta es imposible hablar con él”, me escribió un trabajador vía Whatsapp.
Uno de estos internos fue el que apareció golpeado al otro día y su esposa acudió a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos a presentar una queja pero sin mencionar la causa.
“El personal operativo está cansado, trabajar en turnos de 24 por 24 no es sencillo, sus vacaciones por cuestiones de la necesidad del servicio han sido partidas en dos periodos, muchos tienen otro trabajo el día de su descanso, son plomeros, electricistas, taxistas, albañiles, oficios que les reditúa un poco a su favor o simplemente mamás preocupadas por sus hijos a los cuáles casi no ven. La vida de un custodio no es nada fácil, peor aún soportan malos tratos de los mandos sólo esperando llegue el tiempo del famoso aumento prometido, homologación o tiempo de meter papeles para su jubilación”, se justificó el informante.
“No hay dinero para nada, no compran nada; los vehículos los están desarmando para armar otros y tener cómo mover a los internos. Están vendiendo hasta las cortesías que da la Coca Cola y no hay nada de medicamentos. No hay una simple Loratadina”, termina diciendo otro quejoso.
Y con todo eso, el coordinador del Sistema Penitenciario sigue en su cargo. En una de esas hasta lo nombran subsecretario de Seguridad Pública.
HASTA MAÑANA.