Por increíble que parezca, la recolección, separación y destino final de los residuos domésticos (la basura) es una industria que genera millones de pesos, de ahí que las empresas dedicadas a cualquiera de las etapas antes mencionadas son capaces de cualquier cosa con tal de obtener una concesión o no perder el negocio.
Es por ello que ayer, al trascender la información de que apareció muerto en Tlalpan el ambientalista Paul Vizcarra Ruiz, lo primero que a muchos de sus amigos se les vino a la mente es que fue asesinado por interponerse en el millonario negocio de la basura. No sería la primera víctima.
Recordemos que tras la derrota de Rodrigo Gayosso como candidato a gobernador por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), se vino abajo un negocio súper millonario que inició su padrastro Graco Ramírez Garrido en 2013.
La idea era concesionar durante 20 ó 30 años el servicio de disposición final de la basura de los 33 municipios del estado a la empresa Cooperativa Cruz Azul.
Según un estudio que mandó publicar el gobierno de Graco, en Morelos diariamente se generan cerca de 2 mil toneladas de basura, lo que da un promedio de 1.10 kilogramos por habitante, de las cuales al menos el 80 por ciento tienen un potencial para reciclaje, comercialización, producción de composta o valor calorífico, esto último con la incineración de la basura en los hornos de Cruz Azul en Tula, Hidalgo.
La oferta de Cruz Azul era que parte de los recursos económicos que generen las plantas, producto de la comercialización de los residuos, se reinvertiría en un “fondo verde”, al cual los municipios podrían acceder para contar con una mayor infraestructura para el manejo adecuado de sus residuos, mientras que por la parte energética el CDR, sería aprovechado por la Cementera Cruz Azul, que cuenta con el equipo adecuado para realizar esta operación.
Al proyecto se le denominó Estrategia de Gestión Integral de Residuos del Estado de Morelos, y contemplaba la instalación y equipamiento de plantas de valorización para el tratamiento de la basura con una inversión de 141.7 millones de pesos. Cuando se fue Graco quedaron levantadas las plantas de Mazatepec, Tlaltizapán, Xochitepec y Yecapixtla, quedando pendientes las de Jiutepec y Yautepec, pero la intención era poner unas 20 en toda la entidad.
Pero tras la salida de Graco las plantas valorizadoras quedaron abandonadas y los trabajadores sin empleo. Fiel a su costumbre, Graco firmó el convenio, cobró el billete y le dejó el paquete al nuevo gobierno, no sólo a la administración de Cuauhtémoc Blanco, sino a los presidentes municipales.
Un ejemplo de ello es el municipio de Tlaltizapán, donde se instaló la Planta Valorizadora, comenzaron a recibir la basura pero con la salida de Graco Ramírez el proyecto se paró y quedaron abandonadas cuatro mil toneladas de desechos acumulados. Según el presidente municipal Alfredo Domínguez Mandujano, se requieren por lo menos dos millones de pesos para rentar maquinaria y contratar personal.
En la misma situación se encuentran todas las plantas valorizadoras que dejó Graco Ramírez, sin olvidar que la falta de cumplimiento en su construcción de una de ellas fue motivo de denuncia penal en contra de la ex secretaria de Obras Públicas, Patricia Izquierdo Medina.
En los últimos días Paul Vizcarra estaba pugnando por reactivar esas plantas, sobre todo porque se está formando una crisis ambiental en el estado de Morelos por la proliferación de tiraderos a cielo abierto.
“Ya es tiempo de que el gobierno estatal, federal y municipal tengan en cuenta lo que es mejorar la situación que estamos viviendo en todo el estado con una mala disposición de residuos en varios municipios, tiraderos a cielo abierto como el de Huitzilac, Emiliano Zapata, Puente de Ixtla, entre los más de 23 que hay en el territorio estatal”, declaró a los medios hace algunos días.
Sostuvo que la solución para esto es la separación de origen de los desechos desde casa, “ahí se debe implementar de forma inmediata, por eso es notable la apertura de la SDS que tiene interés de encontrar soluciones a la proliferación de la basura en las barrancas, ríos y calles, con el fin de disminuir el nivel de contaminación que tanto afecta a los morelenses”, decía.
Paul Vizcarra formaba parte del equipo de campaña del candidato independiente a la presidencia municipal de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado, y se suponía que si ganaba ésta fórmula el nuevo gobierno capitalino adoptaría el proyecto de reciclaje que proponía el ambientalista. Al no ganar Urióstegu Salgado Paul Vizcarra continuó ofreciendo su proyecto a otros gobiernos municipales y estatales.
Ayer trascendió que Paul salió de su casa desde el pasado lunes acompañado de otra persona con la finalidad de “presentar un proyecto ambiental”. No lo volvieron a ver.
Casi al mismo tiempo que la ficha de búsqueda emitida por la Fiscalía General del Estado era compartida en redes sociales, llegaba la noticia de que el martes habían sido encontrados dos cadáveres en Tlalpan cuyas características eran similares al desaparecido y su acompañante.
“Los cuerpos de dos hombres fueron localizados este martes en el paraje conocido como ‘El Cuatillo’ en el poblado de Parres, perímetro de la alcaldía de Tlalpan. Ello, durante recorridos de investigación realizados por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y personal de la Guardia Nacional para detectar predios irregulares y tala clandestina. Las víctimas se hallaban maniatadas y semidesnudas, junto al camino al Cerro Pelón”, decía la nota publicada ayer.
Sus familiares confirmaron por la tarde que, desgraciadamente, sí se trataba del cuerpo de Paul Vizcarra Ruiz.
Dentro de lo malo hay algo bueno: el levantamiento ocurrió en territorio de la Ciudad de México, donde se ha demostrado que cuando la Fiscalía quiere sí resuelve los crímenes, más cuando hay presión social, y allá sí sirven las cámaras de videovigilancia.
Ojalá que pronto sepamos si a Paul lo mató “la mafia de la basura” o fue una víctima más de la delincuencia común que tiene asolados a los estados de Morelos, México y la capital del país.
HASTA MAÑANA.