Las redes sociales son el peor lugar para dirimir una situación de posible acoso sexual entre una alumna y un maestro, pues se presta al linchamiento “a priori” sin respetar su derecho a la presunción de inocencia y el derecho de réplica, vigente desde hace algunos años.
En este espacio trataremos de ser lo más imparciales posibles, y anticipando desde ahora que el mismo está a disposición de las partes en conflicto para hacer valer la Ley de Réplica en sus términos legales.
Comenzamos por el principio:
El pasado 23 de octubre comenzó a circular en Facebook un video con cierto grado de edición (mostrando lo más relevante en letras grandes que aparecen y se desvanecen, resaltando las ideas principales con diferentes tamaños y en rojo, etc.) en el que aparece una mujer que se identifica como Daniela Olivares Valderrama y que dice, en lo sustancial, lo siguiente:
“Desde mi ingreso a la Maestría, el profesor Aldo Bazán se dedicó a mandarme mensajes inapropiados, a los que por supuesto no accedí. A partir de ese momento el doctor Aldo Bazán se dedicó a desestimar mi trabajo, se dedicó a hacerme sentir que como estudiante yo no valía nada, me discriminó por mi discapacidad auditiva; se dedicó a hacerme bullying por las redes en conjunto con otros doctores del mismo secto” (sic).
Luego de lo anterior, solicita al rector de la UAEM, Gustavo Urquiza, la destitución inmediata del Dr. Aldo Bazan Ramírez.
Con ese video se inició una campaña en redes sociales en contra del catedrático universitario, y ya sabemos que “las redes te hacen o te deshacen”, así que a estas alturas ya es viral y en algunos casos los calificativos han sido realmente demoledores.
El doctor Aldo Bazán pidió entonces a los medios que le diéramos la oportunidad de defenderse. A través de un comunicado, el catedrático se queja de la campaña cibernética que le ha provocado actos de acoso, denostación y criminalización contra su persona y su familia.
“Rechazo tajantemente las acusaciones de las que he sido objeto en redes sociales, y manifiesto mi disposición de comparecer ante las autoridades universitarias y jurisdiccionales competentes, para responder a tales infundios. De igual manera, manifiesto que mi familia y yo, hemos recibido amenazas anónimas sobre video montajes, chantajes y otras acciones para amedrentarme y causarme daño.
“Debo comenzar diciendo que he sido una persona que apoya el empoderamiento y el alza de voz de las mujeres, en mi entorno familiar he educado con valores y respeto para defender el bienestar de las personas y que en ningún momento se deben callar aspectos de desigualdad y violencia. Con este mismo ideal, he sido partícipe de la formación académica de cientos de estudiantes, como mexicano, y en el país de mi origen. Si bien, estamos en un contexto social en donde todos debemos de mejorar y colaborar para sanar las grietas que la violencia ha generado, también es necesario realizar las acciones pertinentes para que la situación se atienda bajo los mecanismos de justicia y no mediante un linchamiento en redes sociales”, afirma en un documento enviado a la opinión pública.
Y enseguida da su versión sobre los hechos:
“La maestra Laura Daniela Olivares Valderrama, trabajó su tesis de maestría bajo mi dirección desde agosto de 2014 hasta febrero de 2016, periodo en el que además de dirigir su tesis que mereció la calificación aprobatoria en todos los comités tutorales, también obtuvo calificaciones aprobatorias en dos seminarios que impartí en la Maestría, periodo en los cuales, nunca existió queja alguna de su parte, por acoso, maltrato o discriminación. Por lo que es falso la aseveración de que, al no acceder a mis supuestos mensajes, yo desestimé su trabajo o su capacidad. Es preciso aclarar que la asignación y/o cambio de director o directora de tesis al estudiantado de maestría, no es impuesto por algún organismo o la comisión académica, y radica más bien, en el común acuerdo de trabajo colaborativo y coincidencia de temas e intereses académicos entre tutor y estudiante”.
Bazán Ramírez hace notar que no existen acusaciones formales en su contra ni ha sido notificado de manera oficial por ninguna autoridad universitaria.
“Es importante esclarecer que por cuanto a las acusaciones de índole académico, constan las evidencias académicas y administrativas con su respectiva respuesta y resoluciones, por Comité tutorales, Comisiones Académicas, Consejo Interno de Posgrado; Consejo Técnico, Procuraduría de los Derechos Académicos, Dirección de Estudios de Posgrado, y toda instancia competente en el ámbito académico y jurídico al interior de la Máxima casa de estudios”, agrega.
“Me da tristeza que por intereses mezquinos me lastimen y también a mis seres queridos, así como amistades y colegas que me conocen y se han solidarizado conmigo, al igual que mis estudiantes y ex estudiantes, quienes pueden dar fe de mi honorabilidad”, dice para concluir.
Tan grave resultaría que se comprobara que hubo hostigamiento o discriminación, como que se afectara una carrera profesional y el nombre de una persona con acusaciones falsas.
Recordamos el caso que dividió hace años a la Facultad de Derecho, el de Rodolfo García Aragón (que en paz descanse), expulsado por hacer insinuaciones a una alumna.
Tuvimos acceso a la grabación que esa jovencita presentó como prueba ante el Consejo Universitario, y se advierte claramente cómo la alumna direcciona la conversación en busca de una frase comprometedora, alentada por un grupo de maestros políticamente antagónico al de Rodolfo.
Y por cuanto a las redes sociales, siempre lo hemos sostenido: quien guste de participar en los linchamientos cibernéticos debe estar consciente que un día el lapidado puede ser él, sin importar si las acusaciones son verdaderas.
HASTA MAÑANA.