A un año de gobierno de Jesús Corona Damián, el Cabildo de Cuautla se ha convertido en un verdadero espectáculo de combates y maniobras de lucha libre donde sus protagonistas tratan de demostrar fortaleza tratando de ganar la simpatía del público.
En la cartelera están los integrantes del cabildo con coloridas máscaras, un alcalde que defiende su título, directores consentidos, la prensa que protege sus intereses, el comercio en busca de conquista y ciudadanos que suben al ring aún dispuestos a recibir toda una paliza de descrédito.
La liga cuautlense abre las hostilidades con una campaña de desprestigio, opacidad, bloqueo informativo, camuflaje desde su esquina donde reciben palmadas y palabras de aliento por parte de sus operadores.
El orgullo está en juego y los ídolos locales tratan de cerrar con broche de oro un año lleno de triunfos sobre la democracia, la transparencia y la participación ciudadana: los grandes perdedores del 2019.
La función estelar del jueves tuvo de todo: huevazos, golpes en el pecho a mano abierta, patadas, pisotones, codazos. Algunos esquivados con táctica, otros no, pero poco faltó para los sillazos, la hurracarrana invertida, la cerrajera o el tirabuzón.
El evento requiere por supuesto toda una campaña publicitaria que convierte a la política en un cuadrilátero donde gana el que más grite, por eso es que los boletos son gratis.
En la lucha libre mexicana clásica sólo hay dos bandos: los técnicos y los rudos; los primeros porque representan el respeto a las reglas y los segundos porque juegan sucio, hacen piquetes en los ojos y atacan a mansalva pero también, están los “exóticos” que le ponen sabor a la contienda.
Así es la imagen del primer gobierno de Morena en Cuautla. Un gobierno lleno de improvisados que obedecen a la ley del menor esfuerzo, una persona que simplemente estuvo en el lugar y tiempo preciso para operar millones de pesos con la investidura de alcalde después de venir de la nada.
Cada sesión de cabildo la porra de quien defiende el título se hace escuchar, insulta, agrede, balbucea. Una mezcla exacta de tragedia clásica, circo, deporte olímpico, comedia, teatro de la variedad y catarsis laboral, como definió el ensayista Carlos Monsiváis a la lucha libre.
La campana suena para abrir el siguiente round, el público está al borde de su asiento, el impermeable sobre las Haches, el réferi ausente y los comentaristas dispuestos a narrar. Un mano a mano con la fuerza de la incógnita para enriquecer su figura dentro del cuadrilátero, la capucha dota al portador de poderes, le arrebata el miedo y hasta le cambia la personalidad, se crece, se transforma.
Para muestra, la sesión del 4 de noviembre pasado, cuando los regidores le autorizaron al presidente municipal que pudiera firmar contratos sin la autorización del Cabildo.
Fue después de las 9 de la mañana cuando se presentaron en el salón de cabildos los regidores, el recién nombrado secretario del ayuntamiento, la síndico municipal y el alcalde, quienes después del cordial saludo de la mañana iniciaron rápidamente con el pase de lista y lectura al orden del día.
Pese a que inicialmente la sesión de cabildo, mediante un oficio, había sido convocada días atrás para la aprobatoria hacia el alcalde para celebrar contratos para “un supuesto proyecto de vivienda para los trabajadores sindicalizados”, al momento de la lectura de las propuestas todo fue diferente.
El tema principal fue la aprobación de las facultades del edil para “celebrar contratos y la cesión de derechos de Trabajadores Sindicalizados al servicio del ayuntamiento”, lo cual cambió el panorama del evento.
Previo a la votación, en la ronda de debate y argumentos, el primero en tomar la palabra fue Ángel Cangas Paredes, regidor de Desarrollo Económico, el cual como primer punto señaló que dentro del ayuntamiento “no existe un tabulador que rija o establezca los salarios para cada uno de los empleados, desde los funcionarios hasta los empleados de confianza”.
Al tenor del tema expuesto, el funcionario señaló que era un tema urgente que resolver para que la ciudadanía y el propio ayuntamiento tenga certeza sobre “el salario que compete a cada empleado”, evitando con ello que existan “auto asignaciones arbitrarias de un salario ostentoso”.
Pese a la importancia del tema, el alcalde y los demás regidores se mostraron completamente indiferentes, ignorando por completo un punto que resultaría crucial para la ciudadanía, por lo cual pasaron directamente a la votación para el único punto del día, aprobar “más facultades al alcalde”.
Fue así que por mayoría de votos se le otorgó al alcalde el derecho para establecer convenios, contratos y la cesión de derechos de los sindicalizados, sin que se brindara información más detallada sobre este último punto.
Es por ello que casi al finalizar el regidor Jaime Cedano, de Transparencia y Protección a Datos Personales, indicó que no existían datos suficientes para la aprobación de tales “atribuciones”, lo cual resultaba sospechoso en un momento donde “el ayuntamiento pende de un hilo” derivado de los laudos que mantiene con empleados de ambos sindicatos.
Pese a los alegatos de los funcionarios, el secretario dio por terminada la sesión de cabildo, éste último enfrascándose en una serie de “palabras” con los funcionarios, quienes simplemente expresaron que “le desconocían puesto que jamás se llevó ordenadamente la entrega-recepción con su antecesor”.
Por cierto, muy lamentable el comportamiento de los regidores ya mencionados con la compañera Rosy Linares, a quienes todos conocemos por hacer su trabajo llevando a sus espaldas a su menor hijo.
En forma prepotente, los regidores cuestionaron el trabajo de la periodista, diciendo que una página de Facebook no se puede considerar un medio de comunicación. Fue un grave error político de estos dos aprendices, quienes ya están pagando las consecuencias de haberse metido con una reportera respaldada por todo el gremio.
HASTA MAÑANA.