El doctor Eduardo Olvera y Sánchez es un ciudadano común que un buen día, mientras esperaba en su auto a que avanzara la fila sobre la calle empedrada de Santa Clara, colonia Acapantzingo, se hizo una pregunta ¿por qué la avenida Ruiz Cortínez no se conecta con la avenida Alta Tensión?
Seguramente muchos de nuestros lectores se han hecho la misma pregunta al circular en sus vehículos sobre la avenida Teopanzolco que después del cruce con Díaz Ordaz se llama Alta Tensión, y que repentinamente se acaba. Sí, ahí si aplica la frase de “topar con pared” pues literalmente hay una barda que impide continuar hacia abajo a pesar de que las líneas de alta tensión sí cruzan por arriba y más abajo vuelven a estar sobre otra avenida que se llama Ruiz Cortinez.
Al hacer una revisión satelital (Google Maps), el doctor Olvera se dio cuenta que hay poco más de 300 metros de una propiedad privada que impiden que estas dos importantes vías de comunicación entronquen y sea la salida perfecta hacia la autopista.
No se advierte que exista un arroyo ni barranca que pudiera ser un límite natural que obligue a las avenidas mencionadas a desviarse. Aquí si aplica al cien por ciento lo que menciona la ley sobre “expropiar por causas de utilidad pública”.
Desde entonces el doctor Eduardo Olvera ha comenzado un peregrinar por dependencias gubernamentales y tribunales federales para que alguien le conteste esa pregunta que todos nos hacemos: ¿por qué no expropian 300 metros de terreno para que la avenida Teopanzolco desemboque hasta la autopista?
Máxime cuando por arriba cruzan las líneas de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad y se supone que nadie debe construir bajo esos enormes cables.
“La norma NRF-014-CFE establece un derecho de vía de 16.7 metros en línea de transmisión de 230 kv de dos circuitos en zona urbana con estructura 2410 smp o bien 21.8 metros cuadrados si la línea de transmisión es de 400/230 kv 2/2 circuitos”, explica a este columnista.
Pero no se trata solamente del caos vial que todos los días se presenta, sino por la afectación a la salud de los habitantes de esta zona de la ciudad por la contaminación generada por los vehículos que avanzan a vuelta de rueda y el consabido ruido de los cláxones.
A la primera institución gubernamental a la que le hizo la pregunta fue a la CFE, en el 2016. Ante la falta de respuesta el ciudadano interpuso un amparo (el 668/17 del Juzgado Tercero de Distrito). “La construcción de vialidades no es facultad de esta Comisión Federal de Electricidad. Se trata de una problemática derivada de la construcción y/o continuación de vialidades de la que no tenemos competencia material ni jurídica para resolver sus pretensiones”.
“No se le estaba solicitando a la CFE en ningún momento construir una vialidad o continuarla, sino el desalojo del área a fin de poder continuar la avenida Teopanzolco. En otras palabras, es como si hipotéticamente le solicitáramos desalojar una superficie de terreno con el objeto de plantar árboles para mejorar el medio ambiente y nos contestara: la producción de árboles para la reforestación no es de su facultad”, comentó el quejoso.
Al gobierno municipal también se le hizo la misma petición, pero también contestó que quedaba fuera de sus facultades. “Esta secretaría no tiene competencia, toda vez que lo solicitado representa la afectación patrimonial de particulares que se encuentran en legítima propiedad de los inmuebles, mismos que al momento de ser constituidos no contaban con el panorama de la carga vehicular que se ha generado a la presente fecha”, le contestó el entonces secretario de Desarrollo Sustentable, Eduardo Molina Avilés.
La Ley federal de Expropiación fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 25 de noviembre de 1936 y señala en su artículo uno que se consideran causas de utilidad pública:
I.- El establecimiento, explotación o conservación de un servicio público;
II.- La apertura, ampliación o alineamiento de calles, la construcción de calzadas, puentes, caminos y túneles para facilitar el tránsito urbano y suburbano.
No se requiere ser un experto en urbanismo para darse cuenta que estaría totalmente justificada la expropiación de un terreno que se interpone entre una avenida de diez kilómetros y otra de unos tres kilómetros, y que lo único que las separa son 300 metros, además de que hay una franja de propiedad federal que nunca debió ocuparse.
Seguramente algunos lectores tendrán más datos sobre quién es el propietario de ese predio y el por qué la CFE no delimitó el paso de sus líneas de alta tensión. O bien, por qué el Ayuntamiento no ha promovido la expropiación de esa fracción de tierra que al parecer pertenece al Fraccionamiento “Las Quintas”.
El problema del doctor Eduardo Olvera y Sánchez es que está luchando solo contra la burocracia, con el guajiro sueño de que le harán caso, lo que no ha ocurrido hasta ahora. Todos “lo batean”.
Su demanda es totalmente válida y refleja el sentir de todos los ciudadanos, tanto residentes como todos aquellos que hacen uso de esa vialidad, pero no se ha acercado a alguna agrupación civil que esté dispuesta a hacerla suya.
Difícilmente alguna autoridad, ya sea federal, estatal o municipal, motu propio tomará la idea del doctor Olvera. El consejo que le damos es que se acerque a alguno de los personajes que ya andan moviéndose con la intención de buscar la candidatura a presidente municipal de Cuernavaca. Con suerte a alguno le interesa, aunque sólo sea para quedar bien con los futuros votantes.
Y quizás, algún día, cuando la avenida Teopanzolco desemboque en la autopista del Sol sin tener que rodear por la calle Díaz Ordaz, y que la circulación vehicular sea más fluida, alguien se acuerde que hubo un ciudadano “loco” que comenzó a preguntarle a las autoridades por qué no expropian 300 metros siguiendo la línea de alta tensión propiedad de la Comisión Federal de Electricidad.
HASTA MAÑANA.