En agosto pasado la ciudad de Cuernavaca prácticamente se vio tapizada de anuncios espectaculares donde aparecía un joven sonriendo y sólo una palabra: Terrazas. No importaba el nombre ni el primer apellido de la persona que estaba en la fotografía, sólo el segundo.
El mensaje es claro: el PAN-Morelos es de los Terrazas, como alguna vez fue de la llamada “Sagrada Familia”.
Pero, ¿quiénes son “Los Terrazas”?
En Morelos son prácticamente desconocidos, pero en su natal Chihuahua la familia Terrazas es de las más arraigadas. Descienden de Luis Terrazas, nacido en 1829, fue el sexto de 14 hijos que procrearon Juan Terrazas y Petra Fuentes en la ciudad de Chihuahua. En su juventud, nunca imaginó convertirse en el potentado más odiado por las fuerzas de Francisco Villa, pues originalmente estudió para sacerdote.
La vida le daría un giro inesperado a los 21 años. Cuando ya había recibido las órdenes menores del sacerdocio, muere su padre, y quedó al frente de su familia.
Con una herencia modesta y una formación tradicional, iniciaría así el camino a la fortuna, la cual forjaría en el desierto chihuahuense, entre armas y reyertas políticas, ya sea combatiendo o exterminando a los apaches, en la ganadería, y hasta en las finanzas.
Llegaría a combatir también por la causa liberal, contra la intervención francesa y escalar al grado de general hasta llegar a ser el gobernador del estado más grande de México.
Sin “indios bárbaros”, sin conservadores y sin invasores que combatir, sus dominios crecerían, amasaría una fortuna incalculable y sus negocios se diversificarían: molinos de trigo, fábricas textiles, bancos y sobre todo, desde el poder acapararía tierras, hasta acumular un latifundio de más de 2.5 millones de hectáreas, donde se estima que pastaban entre 350 y 500 mil cabezas de ganado vacuno, caprino y equino.
De ahí que a sus bisnietos no les importe ni siquiera su apellido paterno —Martínez—, sino el materno que es “el que pesa”.
Ellos —Juan Carlos, Oscar Daniel y Víctor Adrián—llegaron muy jóvenes a Cuernavaca a la campaña del candidato Sergio Estrada Cajigal conformando las llamadas PANdillas, y tras el triunfo electoral del 2000 comenzaron a tener modestos cargos a la sombra de otros panistas que también llegaron de otras entidades a disfrutar de las tierras conquistadas.
Esperaron pacientemente a que los panistas morelenses se “empacharan” de tanto poder hasta quedar estupefactos. Eso ocurrió tras dos gubernaturas en los que el panismo se la pasó celebrando el hecho de haber sacado al PRI del Palacio de Gobierno y permitió la llegada del narcotráfico a Morelos.
En 2012 los resultados de la elección para gobernador fueron un claro mensaje de que la ciudadanía morelense estaba harta de los panistas. El padrón de afiliados del blanquiazul prácticamente se desinfló y fue entonces que aprovecharon los Terrazas.
Con el apoyo económico del grupo de Marko Cortés, los Terrazas pudieron convencer al 60 por ciento de los tres mil panistas que quedaban en Morelos y así se hicieron de la presidencia del Comité Directivo Estatal en 2016 y lo refrendaron en 2018, a través de Juan Carlos, el menor de los tres.
“La Sagrada Familia” políticamente dejó de existir, quedando solamente los Adame y Alemán para obtener cargos plurinominales a nivel nacional.
Pero surgió una nueva familia, la de Los Terrazas, para decidir sobre el futuro del panismo en Morelos. La nueva hegemonía quedó de manifiesto en las elecciones del 2018, cuando Juan Carlos asignó a sus hermanos las principales posiciones plurinominales: Oscar Daniel para diputado federal y Víctor Adrián para regidor de Cuernavaca.
Los resultados de las últimas votaciones reflejan que el Partido Acción Nacional no está tan mal en Cuernavaca. Su candidato Javier Bolaños obtuvo el segundo lugar en un evento en el que prevaleció el voto en cascada y el fenómeno López Obrador.
Por eso es que muchos creen que el blanquiazul puede recuperar la presidencia municipal en 2021 ya sin la figura de AMLO en las boletas. La pregunta es ¿con quién como candidato? Ahí es donde no logran ponerse de acuerdo.
La inesperada campaña disfrazada de informe legislativo de “Terrazas” confirma que los dueños de la franquicia pretenden que el hoy diputado federal sea el abanderado, con el riesgo que ello conlleva.
Los Terrazas son los dueños del pastel, de eso no hay duda, pero la historia nos ha demostrado que quien se come todo el pastel se indigesta y pone en riesgo su salud.
Y si en las próximas elecciones el PAN no logra un buen número de alcaldías y diputaciones los únicos responsables serán ellos. Y si resulta que la primera plurinominal de la diputación local es para el hoy regidor, peor tantito.
La militancia panista sacó a la “sagrada familia” precisamente por ese tipo de prácticas, pero si la nueva dirigencia va a estar igual o peor, lo más seguro es que opten por otros partidos o candidatos independientes, al cabo que habrá mucho de dónde escoger.
Hay hombres y nombres en ese partido pero no tienen acceso a las candidaturas porque se dice que ya están apartadas para la familia Terrazas.
Y si hablamos del trabajo desempeñado por el diputado federal y el regidor Terrazas, veremos que hay mucho qué decir y no precisamente a favor.
Lo primero que tendría que contestar el legislador federal es ¿dónde estaba cuando se votó la polémica decisión de desaparecer los fideicomisos?
HASTA MAÑANA.