El dolor de la muerte de un hijo o hija, no se compara con la incertidumbre de no saber si vive o ya no está físicamente en este mundo. Es un dolor que nunca se va porque no llega la resignación y siempre permanece la sensación de que en cualquier momento se abrirá la puerta y ese ser querido volverá a casa.
Esa esperanza de encontrarlos vivos, o encontrar sus restos para darles cristiana sepultura, es lo que mueve a las decenas de personas que integran la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas que estuvieron en Morelos las últimas dos semanas.
Y es que en México las cifras oficiales indican que hay más de 90 mil personas desaparecidas, muchas de las cuales pueden estar muertas y enterradas o semienterradas por todo el territorio nacional en fosas clandestinas.
La otra posibilidad es que se encuentren en los anfiteatros de las Fiscalías de todo el país, donde no se dan abasto para recabar datos genéticos tendientes a ser reconocidos y reclamados por su familia. Es una verdadera tragedia nacional.
Aunque no hubo acceso a medios de comunicación, la escena que describen los testigos (y las gráficas difundidas por la Comisión Estatal de Seguridad Pública) pareciera que es parte de una película surrealista:
Las fotografías de los desaparecidos están sobre el suelo perfectamente ordenadas, y a un lado las mujeres pertenecientes a la Brigada de Búsqueda, todas vestidas con pantalón de mezclilla y playera color rojo sangre. En el otro extremo, una fila de internos del Penal de Atlacholoaya, algunos con ropa amarilla y otros de color beige (dependiendo de si son procesados o sentenciados) con las manos amarradas a sus espaldas, recorren lentamente la inusual exposición fotográfica.
Los PPL´s (Personas Privadas de su Libertad) miran las fotografías que están en el suelo más con morbo y curiosidad que disposición para apoyar. No les permiten dialogar con las visitantes, si no ya estuvieran ofreciendo información (aunque sea falsa) a cambio de un billete de cualquier denominación.
La CES informó a través de un comunicado que “la colaboración de las Personas Privadas de la Libertad (PPL) es voluntaria y no se obliga a nadie a participar en estas actividades, sin embargo la respuesta fue positiva y se brindó todo el apoyo.
“Es importante recalcar que el ingreso de esta Brigada y de cualquier persona que acuda a los centros penitenciarios es bajo los protocolos de sanidad y reglamento de acceso, así como de vestimenta permitida para los visitantes, y sin teléfonos celulares; por seguridad tanto de las Personas Privadas de la Libertad como de los visitantes”, se justifica.
Y es que las integrantes de la Brigada se quejaron de que las autoridades pusieron como condición que entraran con “botas mineras, pero sin agujetas”, y no llevaran nada en el cuello, ni cadenas, ni rosarios, ni escapularios. Tampoco permitieron la entrada a periodistas, a pesar de que éstas cumplían con todos los requisitos antes mencionados.
La BNBPD visitó las cárceles distritales de Cuautla y Jojutla, así como el Centro Estatal de Reinserción Social de Atlacholoaya. Ahí fueron durante dos días y visitaron tanto el área varonil como el femenil.
Esa tarde, la comisión de casi 30 personas no salió con las manos vacías. Mujeres y hombres en situación de privación de la libertad les brindaron información útil para dar con el paradero de tres mujeres que desaparecieron en el municipio de Veracruz.
En el área femenil, vivieron momentos sensibles durante una charla con mujeres privadas de la libertad, quienes vestidas de color beige y amarillo, les expresaron su solidaridad y prometieron orar por las familias a quiénes les falta uno de sus integrantes.
Una mujer que lleva varios años interna en el penal pidió la palabra para expresar que entendía perfectamente el dolor de cada una de las madres, hijas y hermanas que hoy caminan el territorio morelense en busca de pistas para localizar a los suyos.
“Nos dijo: yo conozco el dolor que ustedes tienen, primero me separaron de mi hija cuando ingresé aquí, el DIF se la llevó por muchos años a un albergue y cuando cumplió 18 años la echó a la calle, luego desapareció. La diferencia entre ustedes y yo es que ustedes la están buscando y yo estoy aquí sin poder buscarla. Después nos pidió apoyo para buscarla”, publicó en su crónica la reportera Estrella Pedroza.
El viernes pasado, la VI Brigada rindió un informe preliminar en Cuernavaca, justo en el Memorial de Víctimas situado en la entrada principal del palacio de gobierno.
Destacó que se logró el hallazgo de 10 importantes puntos de inhumación clandestina en Cuautla y Yecapixtla. El primer hallazgo positivo se localizó en el municipio de Cuautla, donde previo a la brigada se realizaron rastreos en la zona. Durante la segunda semana se trabajó en una mina de arena en Mixtlalcingo, municipio de Yecapixtla.
Ahí las familias tuvieron ocho hallazgos positivos en diversas fosas clandestinas, de los cuales, tres están siendo procesados por la Fiscalía del Estado de Morelos. Este sábado hubo un noveno hallazgo en Mixtlalcingo.
Junto a la zona de trabajo en Yecapixtla, se obtuvo otro hallazgo en un inmueble que era utilizado como casa de seguridad. Pese que esa zona ya había sido procesada por la fiscalía, los hallazgos mostraron las irregularidades de las autoridades estatales “al no tener un levantamiento correcto de los fragmentos y evidencia”, destacó el informe.
“Las autoridades (penitenciarias) mantienen un control férreo al grado de que los internos se mantienen distantes, no participan y hasta asumen una actitud de burla”, refiere María Asunción Estrada Flores, quien busca a su hijo Ernesto Hernández Estrada desaparecido desde el 13 de septiembre de 2016.
En el primer día de visita no les permitieron meter tarjetas y plumas para que los reclusos les pudieran dejar algún mensaje, con información de las personas que les mostraban en las fotografías», comenta Yadira Mercado, hermana de Jessica Mercado, una joven desaparecida septiembre de 2012 en el municipio de Xochitepec y localizada en las fosas de Tetelcingo.
Yadira, quién ya encontró y garantizó un descanso digno a su hermana, explicó que se sumó a la BNBPD para ayudar a otras familias a encontrar a los suyos porque sabe lo que es no saber dónde están. Por eso le llenó de rabia percibir la actitud de los internos que se mostraron insensibles durante esta visita.
Eunice Pelcastre Badillo es madre del joven Guillermo David Ramírez Pelcastre, quien desapareció desde el 22 de septiembre de 2017 en Ecatepec, Estado de México. Ella señala que fue muy frustrante ingresar a esa cárcel «porque sabemos que alguno de ellos podría ser el responsable de que nuestros familiares estén desaparecidos».
María Asunción Estrada Flores, que busca a su hijo Ernesto Hernández Estrada, desaparecido desde el 13 de septiembre del 2016, dijo que en penales de alta peligrosidad a los que han tenido acceso logran tener mayor interacción con los internos, y de esa forma han logrado tener información.
“Lo de hoy fue un simulacro, aquí trataron (las autoridades) de modificar las cosas y tener el control de la información”, declaró a la reportera Estrella Pedroza, única periodista que documentó todas las actividades de la Brigada durante las dos semanas que estuvieron en Morelos.
HASTA MAÑANA.