Resulta muy sospechoso que el candidato de Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal de Puente de Ixtla, Rubén Morales Ozaeta, haya encabezado diversos actos en su calidad de alcalde electo, a sabiendas de que su situación estaba “sub júdice”, y que cambiaría de un momento a otro, tal como ocurrió.
Lo advertimos en la columna del pasado 7 de octubre, un día después de que acudió a una reunión con la organización denominada “Foro Morelense de Abogados” que preside Pedro Martínez Bello.
“No obstante que su situación está “sub júdice”, el sobrino del ex gobernador Jorge Morales Barud acudió en calidad de presidente municipal electo de Puente de Ixtla, dando por hecho que se hará cargo de la localidad más endeudada de este estado, enumerando las cantidades de dinero que se deben como si fuera una gracia la que hicieron sus antecesores. Quizás fue nuestra imaginación, pero alcanzamos a percibir como que no tiene muchas ganas de hacer pagar a los responsables”, escribimos en esa ocasión.
Ahí, frente a los abogados, el joven agrónomo admitió divertido que, aun si ocupara todo el presupuesto de un año para pagar deudas, no alcanzaría para dejar las finanzas en números negros.
“El problema de Puente no es económico sino de voluntad (¿what?), hay que revisar la nómina, hay que hacer ese programa de austeridad que tanto han venido pregonando y que no se ha realizado”, dijo a los medios de comunicación que lo entrevistaron.
Luego, a la pregunta concreta de cuántos aviadores han detectado, el entrevistado “cantinfleó” de la siguiente manera:
“Miren, nosotros…(pausa tipo AMLO), digo, había abiertamente y no precisamente con con fundamento (SIC)… no tenemos fundamento real ya que se nos ha escondido muchas veces la información en el Ayuntamiento. Al llegar vamos a hacer claro la auditoría correspondiente. No vamos a pelearnos nosotros con nadie”.
No hay que olvidar que, proviniendo de una familia priísta cien por ciento, hace casi tres años lo hicieron regidor por el Partido de la Revolución Democrática (o cualquier otro, da lo mismo), de ahí que si quisiera indagar hacia atrás tendría que auditarse a sí mismo, pues como concejal formó parte del Ayuntamiento y aprobó las acciones del actual presidente municipal.
Cualquiera pensaría que, siendo regidor por el PRD, buscaría la presidencia municipal por ese partido, pero no. Resulta que le vio más posibilidades de triunfo al partido Movimiento Ciudadano y accedió a que lo registraran como su candidato para las pasadas elecciones del seis de junio.
El Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (IMPEPAC), ya le había dado el triunfo a la morenista Claudia Mazari Torres con una diferencia de 188 votos, pero el Tribunal Estatal Electoral (sí, ese al que la Sala Regional del TEPJF le ha enmendado la plana infinidad de veces) invalidó seis casillas y al hacer un nuevo conteo resultó ganador Rubén Morales con poco más de 50 votos.
Sin embargo, advertimos que su situación y la de Alejandra Flores, candidata de Morena a diputada local, eran muy parecidas, y que podría ocurrir lo mismo.
El tiempo nos dio la razón y a finales del mes pasado resolvió la impugnación interpuesta por Claudia Mazari Torres, del Partido Morena, y la declaró ganadora de la contienda.
¿Se acuerdan del caso Alejandra Flores y Andrea Gordillo? Pues algo así pasó en Puente de Ixtla, con la diferencia de que Ale Flores se mostró cautelosa y no anduvo celebrando por aquí y por allá como sí lo estuvo haciendo el joven ixtleco.
Primero se reunió con las huestes de Pedro Martínez Bello e hizo compromisos, al igual que con otras organizaciones con las que se ha juntado, y la dirigencia estatal ya andaba presumiendo que tendría “el alcalde más joven del estado de Morelos”, lo que no dice es que estaría gobernando el municipio más saqueado del territorio morelense.
En un municipio controlado por el narco desde hace décadas, resulta muy sospechoso el optimismo que mostraba Morales Ozaeta y la confianza de que podría “sacar el buey de la barranca” por más dinero que se necesitara.
Los mal pensados intuyen que estaba provocando que lo buscaran y pudiera negociar algo. Sin embargo, aun cuando conozca a personajes malosos de aquella región, ayer ya dejamos bien claro que eso no los hace delincuentes. Y como no llegó a la presidencia municipal, nos quedaremos con la duda.
Ahora el paquete lo tiene Claudia Mazari, integrante de otra familia de abolengo en esa región, a la que todos conocen desde niña. Ella será ahora la que tendrá que buscar la forma de sacar adelante al municipio más saqueado de la historia, y veremos si ella sí tiene la determinación de hacer que los responsables paguen por ese robo al erario.
Sin embargo, además de los problemas económicos ya mencionados, Puente de Ixtla tiene –sobre todo en las últimas semanas- un grave problema de inseguridad. Bueno, no es propiamente de inseguridad porque se acabaron los robos de vehículos y a casa habitación.
Lo que ocurre en Puente de Ixtla es que dos grupos antagónicos se están peleando la plaza, y todos los días intercambian disparos con armas largas, a veces con la participación de las diferentes corporaciones policiacas.
Todo indica que la nueva alcaldesa tendrá que recibir el cargo con ese escenario en el que la gente de Puente de Ixtla sale en la mañana de sus casas con el temor de no regresar porque le toque alguna “bala perdida”.
La gente le va a pedir seguridad a la presidenta municipal a partir del primero de enero del 2022.
Como todas las alcaldesas y alcaldes que asumen el cargo el primero de enero, tienen el beneficio de la duda, pero en particular Claudia Mazari será –por muchas razones- la que estará en “el ojo del huracán”.
HASTA MAÑANA.