En la columna de ayer advertimos de la verdadera intención del ex comisionado de Seguridad Pública de Morelos, Jesús Alberto Capella Ibarra, al citar a conferencia de prensa en la ciudad de México para anunciar que ha interpuesto una denuncia penal en contra de diversos funcionarios del gobierno de Morelos.
Cuando se busca que una denuncia penal sea eficaz entre menos gente lo sepa es mejor, pero cuando la querella no lleva pruebas entonces lo que se pretende es llamar la atención. En el caso del tijuanense tiene rato ya que está “desempleado” y es obvio que quiere aparecer en los medios para ver si algún gobernador le hace alguna oferta, ya sea para seguridad pública o una Fiscalía de Justicia.
Aunque no ha trascendido la denuncia completa, la primera página que está siendo divulgada por medios de comunicación favorecidos por el gobierno de Graco Ramírez es de risa.
“Con fecha 1 de octubre de 2018 el C . Cuauhtémoc Blanco Bravo asumió la gubernatura del estado de Morelos, recibiendo el estado con índices delictivos a la baja, y una percepción en materia de seguridad pública por parte de la ciudadanía bastante óptima; no obstante, el actual gobernador desarticuló la estrategia en materia de seguridad pública que se venía desarrollando sin implementar acciones y planes bien definidos…”.
Ayer ya mencionamos que la estrategia utilizada por Capella para lograr una percepción aceptable de la ciudadanía es similar a la del “espantapájaros” en los plantíos de maíz. Con anuncios espectaculares mostrando policías, patrullas, cámaras de videovigilancia, por supuesto que todos creíamos que estábamos bien seguros, y no dudo que algunos delincuentes también se la creyeron.
Pero cuando se fue nos dimos cuenta que muchas de esas cámaras de videovigilancia no servían, y que de los miles de policías que decía tener, una gran cantidad de esos elementos no eran operativos, sino administrativos.
Ayer dimos “santo y seña” de cómo le hizo Capella para “maquillar” las estadísticas de la Fiscalía General de Justicia y aparentar un descenso en los delitos.
Hoy vamos a recordar uno de los episodios más indignantes durante la administración de Graco Ramírez y Alberto Capella, lo que se conoce como “La Masacre de Temixco”, en la que murieron seis personas, entre ellas una bebé de dos años de edad.
La mañana del 30 de noviembre de 2016 el reporte policiaco que llegó a los reporteros indicaba que en la colonia Rubén Jaramillo de Temixco un grupo de sicarios había irrumpido durante la noche en la casa marcada con el 238 de la Calle Francisco I Madero y que había matado a por lo menos cuatro personas.
Conforme avanzaba la mañana se supo, primero, que en total eran seis personas asesinadas, que una de ellas era una bebé de dos meses, otra un niño de 13 y que siete más habían sido detenidas.
Alrededor de las 8:00 horas se supo que no se trató de un ataque de sicarios, sino de un operativo de la Policía Morelos. Al lugar de los hechos llegaron peritos de la Fiscalía General del Estado y trabajadores del Servicio Médico Forense. Los agentes aseguraron además cuatro vehículos.
Durante toda la mañana y parte de la tarde no existió versión oficial sobre los hechos. Poco después de las 13:00 horas el Gobierno del Estado convocó a una conferencia de prensa que ofrecería el Comisionado Estatal de Seguridad, Alberto Capella Ibarra, en las instalaciones del C5 a las 14:00 horas.
El Comisionado informó que el operativo inició con la detención de José Manuel “N”, hijo de un hombre apodado “Crispín”, al que identificó como líder de una célula delictiva del Cártel Jalisco Nueva Generación.
“Aproximadamente a las 03:00 de la mañana del día de hoy (30 de noviembre) se logró el aseguramiento de José Manuel “N” primogénito del tipo apodado “El Crispín”, dicho sujeto fue detenido en un vehículo automotor de la marca Mazda, así como una arma de fuego calibre 9 milímetros y envoltorios que contenían vegetal verde con las características similares a la marihuana”, dijo Capella en conferencia de prensa.
El Comisionado agregó que durante el operativo, a través de una denuncia ciudadana, la Policía ubicó un domicilio en la Calle Venustiano Carranza del municipio de Temixco, donde se encontraba una casa de seguridad en la que los policías supusieron se encontraban personas privadas de la libertad.
“Al arribar al sitio, se visualizó a unos sujetos, quienes al notar la presencia policiaca los recibieron con disparos de arma de fuego, fue en ese momento que los elementos de la CES aplicaron los protocolos establecidos para este tipo de situaciones, buscando en todo momento persuadirlos para su entrega voluntaria y evitar el enfrentamiento que lamentablemente se prolongó por horas”, dijo Capella en la conferencia de prensa en la que no se abrió una sesión de preguntas y respuestas.
Aunque el Comisionado Estatal de Seguridad y el comunicado oficial sobre los hechos indicaron que la casa en la que la familia fue masacrada se ubica en la Calle Venustiano Carranza, en realidad la vivienda está marcada con el 238 de la Calle Francisco I Madero.
Capella dijo que ante la agresión a balazos de los ocupantes de la casa, los policías también abrieron fuego.
“Un elemento policiaco, un compañero nuestro recibió un impacto de bala en el chaleco balístico y otro en el escudo de metal que se utiliza para intervenciones, por lo que se vieron obligados a repeler la agresión, detonando sus armas de fuego seis elementos policiacos”, expresó.
Los seis integrantes de la familia que murieron, agregó, quedaron atrapados en el fuego cruzado desatado entre los civiles y los policías.
“De este hecho, desafortunadamente de forma muy lamentable perdieron la vida presuntos familiares que se encontraban en el interior de este domicilio que quedaron atrapados en el fuego cruzado, cuatro mujeres, una menor de edad y un hombre, además resultaron lesionados dos menores de edad, de los cuales, afortunadamente, su salud se reporta como estable y fuera de peligro”, dijo.
“Los policías que participaron en el operativo y dispararon sus armas de fuego, informó Capella, fueron puestos a disposición del Agente del Ministerio Público para que determine su situación jurídica y deslinde responsabilidades”, puntualizó el jefe policiaco.
Con el paso de los días surgieron datos que contrastaban totalmente con la versión de Capella.
Por ejemplo, que José Manuel, a quien identifica como hijo de “Crispín”, no fue detenido a bordo de un automóvil, en posesión de un arma de fuego y droga, sino en su casa, mientras dormía.
Los detenidos en el operativo policiaco no dispararon armas de fuego, de acuerdo con las pruebas de rodizonato de sodio. Además, en la escena alterada fueron encontradas dos pistolas, una calibre 9 milímetros y otra calibre 38 súper.
Ninguno de los casquillos percutidos encontrados en la escena corresponde con la pistola 9 milímetros que presuntamente tenía en posesión una de las mujeres asesinadas en el operativo.
Luego de que el Fiscal Javier Pérez Durón ofreciera la conferencia de prensa para asegurar que las seis víctimas murieron en medio del fuego cruzado, fue filtrada una docena de fotografías de la escena del crimen.
En las imágenes se observan los cuerpos ensangrentados de cuatro de las víctimas tirados en el piso del baño de la casa, junto al excusado. En la imagen se pueden apreciar los cuerpos de las mujeres de 27, 40 y 22 años y el del niño de 13, todos en el muro contrario a la puerta de acceso al baño. A unos metros de la puerta de aluminio del baño se observa el cuerpo de la bebé de dos meses de edad, sobre una cobija y vestida con un mameluco de color naranja.
Las fotografías echaron por tierra la versión de Capella de que los hoy occisos quedaron en medio del fuego cruzado. En realidad, los policías entraron y arremetieron con todo lo que encontraron a su paso. Las mujeres se habían resguardado en un baño con los niños, hasta donde llegaron los policías a rafaguearlos.
Sin embargo, con una Fiscalía General de Justicia totalmente controlada por Capella, nunca hubo una investigación a fondo sobre este multihomicidio.
HASTA EL LUNES.