El caso de la joven Debanhi Escobar, de 18 años, que estuvo desaparecida 13 días hasta que las autoridades encontraron su cadáver en el fondo de una cisterna de un motel, ha sacado lo mejor y lo peor de los mexicanos. De lo positivo, la solidaridad para apoyar la búsqueda, y de lo negativo, el linchamiento social y el oportunismo de los medios de comunicación, tanto de los tradicionales como de los digitales.
Durante estas tres semanas los mexicanos no necesitamos buscar una serie televisiva en alguna de las plataformas que están de moda. Bastaba con que encendiéramos nuestra computadora o nuestra televisión para tener en vivo una pieza melodramática que supera cualquier guion cinematográfico.
Cheque usted los personajes: la protagonista principal es una joven bonita, delgada, que viste a la moda y que tiene un nombre bastante llamativo. Como co-protagonista don Mario, el padre que en su desesperación recurre a los medios de comunicación que en un primer momento se convierten en su principal apoyo pero que al final terminan estorbándole.
Y el “influencer” que se hizo famoso por este caso: Fabián Pazos, de Mafian TV. Un periodista que trae un arete y se pinta las uñas, en cierta forma “amanerado”, que cubrió muy de cerca el caso Debanhi, pero que al final terminó convirtiéndose en el centro de atención, sobre todo cuando salió del país argumentando que temía por su seguridad. Eso sí, sus seguidores ya se cuentan por millones.
Y que tal la entrevistadora María Julia, a quien no conocíamos pero que también se hizo famosa por hacerle una entrevista “sin piedad alguna” al padre de Debanhi, cuestionándolo de todo, incluso haciendo público que don Mario no es el padre biológico de la hoy occisa.
Y por si le hiciera falta algo a este guión que se ha ido escribiendo día con día, está la politización del caso, con un gobernador que viene llegando pero que lo suyo lo suyo es hacer videos. Ya el gobierno federal intervino a través de la Fiscalía General de la República sin más argumento que la orden del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“La televisión ha contribuido al espectáculo macabro de sus últimas horas con vida. Y los nuevos avances de la investigación no han llegado a despejar las grandes incógnitas alrededor de su muerte el 9 de abril. El caso Debanhi se ha convertido en un símbolo del tortuoso camino de las víctimas de desaparecidos y feminicidios de lograr justicia en México”, publicó el periódico español El País.
Efectivamente, en prime time se ha tratado de responsabilizar a Debanhi de acabar sumergida en una cisterna. Las entrevistas a dos amigas y al chofer que la abandonó en la carretera esa noche aportaron simplemente un titular: “Estaba borracha”, “No estaba en sus cinco sentidos”. En otro informativo, se sugirió que la víctima podía haber consumido alguna droga. Y un medio local llegó a elaborar una encuesta a sus lectores: “¿Cree que la muerte de Debanhi Escobar fue por... Homicidio, accidente, no sabe”. Estos detalles, que no aportan ningún dato relevante sobre cómo pudo morir la joven, han desviado la atención de lo importante: las preguntas que debe responder y no ha respondido la Fiscalía.
La frase “hubo un error humano masivo”, declarada por el secretario de seguridad pública de Nuevo León, pasará a la historia para definir cuando una institución no toma en serio su responsabilidad y hace las cosas “al ahí se va”, o cuando alguien no revisa bien un lugar creyendo que su compañero ya lo hizo y no encontró nada.
Por otro lado, es cierto que el padre de Debanhi ha tenido mucho que ver en la confusión que se ha venido dando, al compartir en decenas de entrevistas todo lo que él iba sabiendo minuto a minuto. Sin embargo, queda disculpado porque un papá es capaz de cualquier cosa con tal de encontrar a su hija desaparecida.
Así, un día supimos por boca de don Mario que había un video en el que se observa a la joven acercarse caminando a la caseta de seguridad de una empresa de transportes. Y de inmediato nos imaginamos que algún trailero depravado se la había llevado. Luego resulta que sí llegó a la empresa, pero nunca entró.
En lo personal, sí me impactó ver el video de Mafian TV mostrando lo que parecía ser la cisterna donde presuntamente habían encontrado el cuerpo, con apenas unos centímetros de aguas negras. “Sembraron el cadáver”, es lo que todos pensamos. Sin embargo, lo que no sabíamos es que se trataba de otra fosa que está en el exterior del motel.
También, cuando un periódico publica: “Sí hubo agresión sexual: CIDH”. “Si la Comisión Interamericana de Derechos Humanos lo dice, es que tienen pruebas”, pensamos a botepronto. Pero no, se trataba de una de tantas asociaciones civiles que lucran con la denominación de Derechos Humanos. Una “Comisión Internacional de Derechos Humanos” había contactado al desesperado padre de Debanhi y le había ofrecido ayuda.
Luego, la proliferación de “videntes” explotando el morbo y la ignorancia de la gente con predicciones fantasiosas.
¿Qué pasó en la Fiscalía General de Justicia? Todo indica que asumieron el caso Debanhi como una de las decenas de desapariciones que se dan diariamente en este país. Es decir, sin ganas de encontrarla y sólo cumplir con el protocolo. Por eso hicieron como que buscaban pero en realidad sólo estaban como se dice vulgarmente “tapándole el ojo al macho”.
Por la presión social el gobernador debe haberle puesto una regañiza al fiscal del estado y entonces fue como se pusieron a trabajar día y noche hasta tener ese video donde se muestra –minuto a minuto y con apoyo de imágenes- qué hizo Debanhi esa fatídica noche.
Cinco minutos después de que nadie le prestó ayuda en la caseta de Alcosa, sobre la misma acera, una cámara del motel Nueva Castilla capta a Debanhi corriendo al ingresar al recinto. Eran las 4.35 de la madrugada. El lugar, que es un complejo de varios edificios, cuenta con restaurante del lado derecho de la entrada, de estructura circular que estaba abandonado, que da una zona de jardín con piscina y donde se encontraba cerca la cisterna. Llama la atención que la joven entra corriendo por el acceso principal sin que ninguna cámara capte a nadie más que a ella: ¿huía de algo o de alguien?, ¿buscaba esconderse? Las autoridades no han respondido a esta pregunta.
Una de las grandes preguntas sin resolver es el papel del motel en el caso Debanhi. Si ocultaron información sobre los registros de las cámaras desde un principio o fue la Fiscalía quien no exigió y aseguró las grabaciones. No hay información sobre el resto de cámaras, si pudieron ser borrados los registros o editados algunos vídeos en el lapso de tiempo entre que falleció la joven y la encontraron. Tampoco hay detenidos sobre un posible delito de obstrucción a la justicia.
Considero que debemos analizar el caso Debanhi buscando qué lecciones nos deja a cada sector social. Qué dejaron de hacer sus padres, qué no hicieron sus amigas, qué no hicieron bien las autoridades, y qué no están haciendo bien los medios de comunicación.
Hagamos que la lamentable muerte de esta mujer que estaba comenzando a vivir sirva de algo para esta sociedad cada vez más descompuesta.
HASTA MAÑANA.