Samuel Sotelo Salgado es desde ayer el nuevo secretario de Gobierno del estado de Morelos. Es, como se le dice coloquialmente “el número dos” en el Poder Ejecutivo, o bien, el encargado de la política interior de la administración que encabeza Cuauhtémoc Blanco Bravo, en sustitución del también abogado Pablo Ojeda Cárdenas.
Es un gran reto para el mayor de los abogados Sotelo Salgado, ya que Samuel siempre se ha desempeñado en la administración pública pero enfocada a la actividad jurisdiccional, nunca en el ámbito de la política ni el contacto con los diferentes sectores sociales.
A Samuel lo conocemos desde hace 30 años, cuando era juez tercero penal del primer distrito judicial y tenía sus oficinas en el tercer piso del edificio contiguo a la Penitenciaria de Atlacomulco, donde hoy está el parque ecológico Acapantzingo.
Ahí demostró que no le tenía miedo a los casos peligrosos, al sentenciar a decenas de secuestradores y uno que otro preso político de Tepoztlán. Tenía un liderazgo natural entre los juzgadores del Tribunal Superior de Justicia, por lo que fundó y presidió la Asociación de Jueces del Estado de Morelos, pero sólo por un tiempo, pues casi de inmediato fue designado magistrado del Tribunal Superior de Justicia.
Fue magistrado auxiliar del año 2000 al 2009, cuando ya se había confrontado demasiado con el entonces presidente Ricardo Rosas Pérez y optó por aceptar una jubilación adelantada que el TSJ y el Poder Legislativo ofrecieron a los magistrados disidentes.
Así, Sotelo Salgado vio resuelta su situación económica a muy buena edad. Se dedicó a la docencia y a la familia, pero le sobraba tiempo, así que aceptó una coordinación en la Sindicatura del Ayuntamiento de Cuernavaca en el periodo de Manuel Martínez Garrigós.
Luego se fue a trabajar a la Fiscalía General de Justicia como coordinador de asesores. En el 2018, por recomendación de su hermano Cipriano, abogado particular de Cuauhtémoc Blanco, entró a la administración municipal como secretario general del Ayuntamiento de Cuernavaca, donde se ganó la confianza del entonces alcalde, quien lo invitó a incorporarse a su gabinete como gobernador en el área de la Consejería Jurídica.
Desde entonces, noviembre del 2018, el maestro en procuración y administración de justicia se dedicó a integrar los expedientes en contra del ex gobernador Graco Ramírez y sus colaboradores, apoyado por la ex agente y ex jueza Guadalupe Arredondo, su brazo derecho en la Consejería, pero que muy pocos han pasado el filtro instituido por el Fiscal anticorrupción Juan Salazar Núñez y su fiel escudero Edgar Rodolfo Núñez Urquiza.
Fue precisamente esa dedicación y lealtad lo que seguramente hizo al gobernador Cuauhtémoc Blanco decidirse por Samuel Sotelo para que releve a Pablo Ojeda Cárdenas, un funcionario que nunca entendimos por qué lo pusieron en ese cargo tan importante siendo un extraño para los morelenses. Cualquier otro hubiese hecho un mejor papel.
Haya sido como haya sido, el hecho es que Samuel Sotelo es ya secretario de Gobierno del estado de Morelos, seguramente el cargo de mayor responsabilidad en su trayectoria profesional. En los hechos, es quien se encarga del gobierno estatal en las ausencias temporales del jefe del Ejecutivo.
Sin embargo, aún sin la ausencia de su jefe, el secretario de gobierno viene siendo un vicegobernador, pero sólo para salir al quite en los conflictos que se susciten en territorio morelense.
En Morelos hemos tenido extraordinarios secretarios de Gobierno. De los que recordamos, el gran abogado Alfredo de la Torre y Martínez (recientemente fallecido), secretario de Gobierno de Antonio Rivapalacio López durante todo su sexenio. Con Graco Ramírez hizo un buen papel el ingeniero Jorge Messeguer Guillén y después el médico de profesión Matías Quiroz Medina.
A éste último, recordemos que los habitantes de Huitzilac le dieron su “bienvenida” cuando acudió a tratar de destrabar un bloqueo en la autopista a la altura de Tres Marías. Pero ahí estuvo, en el lugar de los hechos, lo que no hizo nunca Pablo Ojeda en los tres años que permaneció al frente de la Segob.
En conclusión, el gobernador del estado tiene en Samuel Sotelo una persona con la preparación necesaria para desempeñar el cargo, con la sensibilidad que se requiere y el temple para hacer valer el estado de derecho.
Ahora, lo único que hace falta es que le den el apoyo necesario para que pueda desempeñar eficientemente su encomienda, y no hablamos de cuestiones económicas, sino del respaldo que va a requerir para que los secretarios de gabinete le obedezcan como el número dos que va a ser.
Otra cosa importante es que le permitan conformar su equipo de trabajo, que no le impongan gente que sólo estorba o que se dedica a propagar chismes y rumores. Eso le ha hecho mucho daño al actual gobierno, y lo decimos porque estos cambios eran un secreto a voces desde hace meses, porque no se pudo mantener la secrecía que el caso ameritaba.
Como encargado de la política interior Samuel Sotelo Salgado puede ser un excelente interlocutor entre los diferentes grupos políticos y sociales que cohabitan esta entidad, así como con los grupos de presión que quieren ayudar al gobierno para que a todos nos vaya bien, pero que no le tenían la confianza necesaria a un abogado que provenía de la capital del país y que siempre los trataba con un aire de superioridad.
Realmente deseamos que al nuevo secretario de Gobierno “le den su espacio” en todos los aspectos, tanto en la toma de decisiones como en su libertad de trabajo. Que no lo presionen ni comiencen a cuestionarlo desde el primer día.
Hubiese sido ideal que la Comisión de Seguridad Pública y la coordinación penitenciaria dependieran de la Secretaría de Gobierno como alguna vez ocurrió, para que Samuel Sotelo pudiera poner orden en esas áreas tan delicadas, pero bueno, por algo se empieza.
No creo que haya un solo ciudadano de Morelos que desee que le vaya mal al gobierno del estado, pues si le va bien a Cuauhtémoc Blanco y a Samuel Sotelo nos va bien a todos. Ya la gente quiere vivir en paz y que se terminen de una vez por todas las pugnas internas en los tres poderes del Estado para que tengamos orden y progreso.
HASTA MAÑANA.