Seguramente muchos de nuestros lectores que viven en Cuernavaca ya se dieron cuenta que inició la tradicional Feria de Tlaltenango, pero no por los cohetes que marcan el inicio de la veneración a nuestra señora de Los Milagros en la Iglesia de San José, sino por el enorme caos vial que provoca el cierre total de una de las avenidas más transitadas de esta ciudad.
Esta decisión de unos cuantos impacta en el flujo vehicular de toda la región norponiente de la capital del estado, ya no se diga los que tenemos la mala suerte de vivir en Alta Vista, donde además del tránsito infernal que provocan las “vías alternas” de la Feria de Tlaltenango, sufrimos el cierre total de nuestra principal calle de acceso: la Cerezos, que la Secretaría de Obras Públicas despavimentó y después abandonó, hasta que los vecinos amenazaron con quemar las retroexcavadoras.
Así, todos los vecinos de las colonias Santa Fe, Margarita Maza, Alta Vista, Plan de Ayala, López Portillo y anexas, tenemos que hacer un largo peregrinar por la avenida Otilio Montaño, llena de “cráteres”, hasta entroncar con la avenida Subida a Chalma , donde nos unimos a la fila de vehículos que vienen bajando desde la colonia Del Bosque y Lomas de Atzingo, y todos –a vuelta de rueda- bajamos por esa avenida hasta entroncar con los automóviles y microbuses que provienen de la calle Compositores, vía alterna de la avenida Zapata.
Mucha gente arribó tarde a sus trabajos, niños que no llegaron a tiempo a sus escuelas (me incluyo), y en general la molestia de cientos de cuernavacenses que de una u otra manera se vieron afectados en su rutina.
Imagínense lo que todas esas personas pensarían si vieran la transmisión en vivo del ex ayudante municipal Daniel Vázquez Hernández, congratulándose por el cierre de la avenida para la instalación de la feria bajo el argumento de que “la tradición genera identidad”. Ese video lo vimos en la madrugada, pero después ya no lo encontramos en la red.
Recordemos que durante el trienio de Jorge Morales Barud, el Ayuntamiento de Cuernavaca intentó destituir al entonces ayudante municipal, José Daniel Vázquez Hernández, acusado de no dar cuentas de alrededor de tres millones de pesos que se generaron en la edición 2013 de la Feria de Tlaltenango.
El aludido aseguró que no fueron tres millones de pesos los que se generaron, sino únicamente poco menos de millón y medio, mismos que fueron utilizados para festividades posteriores, todo ello comprobable a través de recibos simples (y por lo tanto falsificables), y que quien se llevó dinero fue la tesorera Lourdes Ortega, a quien denunció penalmente ante la entonces Procuraduría de Justicia.
Muchos recuerdan aquel enfrentamiento verbal entre el ayudante municipal de Tlaltenango y el síndico, Fernando Martínez Cué, en el que se intercambiaron acusaciones.
“La ley es muy clara, la única autoridad auxiliar reconocida es el ayudante municipal; ni la Ley Orgánica Municipal ni el Reglamento de Autoridades Auxiliares del Municipio se refieren a la existencia de tesoreros, vocales o secretarios, los únicos electos son el ayudante propietario o su suplente. Si por usos y costumbres, el ayudante de Tlaltenango integró un comité donde figuraba la señora Lourdes Ortega y esta persona cometió un ilícito, ese es un problema que deben resolver entre ambos, pero quien debe responder ante el Ayuntamiento es la autoridad legalmente reconocida”, declaró en aquella ocasión Martínez Cué.
En representación del Ayuntamiento de Cuernavaca el síndico interpuso una querella ante el Ministerio Público, pero el asunto se politizó. El ayudante municipal de Tlaltenango recibió el apoyo de un grupo de auxiliares municipales de Cuernavaca, pero el principal apoyo lo recibió del entonces secretario de Gobierno, Jorge Messeguer Guillén, quien ya pensaba en la presidencia municipal para el periodo 2016-2018.
Según declaró Martínez Cué, la denuncia contra Vázquez Hernández nunca caminó porque el entonces procurador, Rodrigo Dorantes, obedecía ciegamente al gobernador Graco Ramírez, y Tlaltenango fue uno de los bastiones del Partido de la Revolución Democrática para ganar la gubernatura.
En una entrevista radiofónica, Daniel Vázquez admitió tener una ideología de izquierda. En los siguientes años se declaró abiertamente morenista, y actualmente es uno de los más fieles seguidores de Andrés Manuel López Obrador, así que las acusaciones en su contra “se las llevó el viento”.
El pasado 20 de marzo se llevaron a cabo elecciones para designar ayudantes municipales en Cuernavaca, y por supuesto que “la joya de la corona” sería Tlaltenango. Hubo sustracción de papeletas, por lo que el Tribunal Estatal Electoral ordenó la reposición de la jornada electoral que ganó Alberto Michael Quecho Zárate, del mismo grupo de Daniel Vázquez.
Fue el pasado 26 de agosto cuando la Secretaría del Ayuntamiento anunció el cambio de fecha para la realización de la tradicional feria, la cual se dijo sería del 3 al 10 de septiembre, es decir, tres días menos del periodo que tradicionalmente se pone.
El lunes 29 de agosto, los habitantes del poblado de Tlaltenango manifestaron su descontento por esa decisión realizando un bloqueo en la avenida Emiliano Zapata para trasladarse después al Ayuntamiento de Cuernavaca. Al final se salieron con la suya, y comenzaron a instalarse desde ayer en la madrugada.
La Iglesia de Cuernavaca, a través del vicario Tomás Toral, se deslindó de la organización de la Feria, además de solicitar que no se utilice pirotecnia, ya que cada vez más personas se quejan de los daños auditivos que provocan tanto en humanos como en las mascotas.
El asunto de la Feria de Tlaltenango está politizado o más bien partidizado, pues los organizadores son totalmente “chairos” y las autoridades totalmente “fifís”, así que difícilmente llegarán a un acuerdo.
Fiel a su imagen de prudencia, el alcalde “panista” (aunque no es militante de ese partido), José Luis Urióstegui Salgado, contestó así a las bravuconadas del ayudante municipal, Alberto Quecho Zárate:
“Vamos a invitarle a dialogar, porque no puede un ayudante municipal tomar alguna determinación sobre la feria, sin consultar al municipio es un trabajo de coordinación institucional y si quieren que exista una sana convivencia, con apoyo de la fuerza pública, Protección Civil entre otras; pero si el ayudante pretende llevar a cabo una feria sin apoyo del municipio no va ser así”, advirtió.
Aunque se supone que de lo que se recaude por concepto de uso de la vía pública, un 30 por ciento será para el Ayuntamiento de Cuernavaca, se sabe que la mayoría de los ingresos son al margen de cualquier normatividad y se arreglan directamente con el ayudante municipal, argumentando “usos y costumbres” (no nos sorprendamos si uno de estos días salen con que quieren su propia Ronda como Ocotepec), así que difícilmente sabremos cuanta “feria” generó y a quién se le quedó por una Feria que nos afecta a todos.
HASTA MAÑANA.