Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que en Morelos el respeto a los derechos de las mujeres ha sido una simulación, pues por un lado existen demasiadas leyes que lo postulan, pero en los hechos es letra muerta. Desgraciadamente -y salvo contadas excepciones- las féminas destacan en la política o la administración pública dependiendo de quién sea su pareja, su padre o su padrino.
Eso es en el mejor de los escenarios, pues en el peor es innegable que Morelos es primer lugar en feminicidios, con la característica de que en nuestra entidad no sólo las matan, sino que las exhiben en primera plana en el periódico ya por todos conocido y todavía las juzgan: “la mataron por infiel”, decía una portada hace algunos años.
Los morelenses podemos presumir que ya tuvimos la primera legislatura feminista de la historia: 14 mujeres contra seis hombres en la quincuagésima cuarta legislatura, pero esa mayoría no se reflejó absolutamente en nada.
Todos los días escuchamos de nuevas modificaciones legales en favor de la mujer, sin embargo, de muy poco sirve cuando leemos noticias como ésta: “Senador (morelense) despide a empleada embarazada”.
La participación de la mujer en la vida política tiene relativamente muy poco, apenas en 1953 se les permitió votar, cuando nuestra era tiene 2022 años, y durante mucho tiempo las mujeres estuvieron relegadas de los cargos de elección popular. En la Iglesia Católica el papel de las mujeres sigue estando limitado a ayudar a los sacerdotes.
Recordemos que Jorge Carrillo Olea mantuvo a su esposa, doña Hilda, en un bajísimo perfil; y que su sucesor, Sergio Estrada Cajigal, cambió de esposa durante su sexenio y en ambos matrimonios hubo denuncias por maltrato. Para los panistas las mujeres sólo servían para llevarles el café.
Fue precisamente en la administración de Sergio Estrada Cajigal que se creó el Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos, en 2002 para ser exactos, pero como organismo descentralizado del Gobierno del Estado. En los sexenios de Marco Adame y Graco Ramírez ya no hubo bajos perfiles en el DIF, pues doña Mayela Alemán tenía fama de imponerse a su marido y con Graco Ramírez ni se diga. Doña Elena Cepeda manejaba no sólo el DIF, sino dos o tres dependencias en las que su voz era ley.
Habrá que reconocérsele a Graco Ramírez que el 16 de agosto del 2018, el Instituto de la Mujer se transformó por decreto constitucional en organismo público autónomo, aunque no se nos olvida que a la primera titular la corrió por haberse negado a comprar unos boletos para el concierto de Plácido Domingo.
Así, podemos presumir que el Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos (IMM) es un organismo público autónomo “primero en México en su tipo”, pero nada más. El cambio de situación jurídica del Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos posibilita transformar la estructura del sistema que valida y perpetúa la violencia contra las mujeres. Este tiempo es coyuntural para que el Organismo Autónomo Constitucional, creado como un mecanismo cuyas características son su especialización, control y transparencia para atender eficazmente las demandas sociales y constituido para erigir la confianza en las tareas del Estado y se convierta en componente fundamental de la estructura Constitucional, que busca materializar fielmente la protección de los derechos humanos de las mujeres del Estado de Morelos.
Esa es la expectativa -según su página de internet-, pero otra la realidad. La activista Flor Dessiré León Hernández logró el apoyo de la mayoría de los colectivos de mujeres, pero en cuanto logró el cargo cambió radicalmente y muchas le retiraron hasta el habla, pues terminó convirtiéndose en una comparsa del gobierno. Comenzó con un presupuesto de 12 millones de pesos anuales y terminó con uno de 16 millones, pero nadie sabe en qué se gastaron. Al final, pretendió mantenerse en el cargo a través de un amparo, pero terminó dejando la batuta a una encargada de despacho pues los diputados no podían ponerse de acuerdo en la persona que la sustituiría.
Finalmente, durante la sesión del Congreso local realizada durante la tarde y noche del 29 de septiembre, los diputados hicieron dos designaciones de último momento, la de magistrada del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes (TUJA) para Adriana Pineda Fernández y la de Isela Guadalupe Chávez Cardoso, como presidenta del Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos (IMM).
Chávez Cardoso obtuvo los 16 votos de los diputados presentes en la sesión para cumplir con el encargo durante tres años, tiempo que inició desde su toma de protesta realizada durante la misma sesión por el presidente de la Mesa Directiva, Francisco Sánchez Zavala.
En primera instancia, los diputados llevaron a cabo la votación para decidir si Flor Dessiré León Hernández, quien se había desempeñado como titular del IMM, era ratificada en el cargo de acuerdo al artículo 23 de la Constitución Política del Estado de Morelos, sin embargo, no recibió ningún voto, por lo que entonces se dio paso para la elección de la nueva titular, en la que resultó electa Isela Chávez prácticamente por unanimidad.
Sin demeritar al resto de las aspirantes, podemos decir que Isela Chávez cuenta con la preparación académica y la experiencia necesarias para desempeñar un buen papel al frente del IMM. Guadalupe Isela Chávez Cardoso es especialista en juicios orales, y en su trayectoria está haber sido asesora jurídica del Impepac y del Ayuntamiento de Cuernavaca. También coordinadora del proyecto gubernamental “Red de Escuelas de Prevención Social de las Violencias”. Es profesora en la Universidad Privada del Estado de Morelos de la materia Derecho procesal penal y juicios orales.
Pero definitivamente su mayor mérito es haber fundado la asociación civil “Mujer Nunca Permitas”, desde donde ha abanderado la lucha contra la violencia en todas sus expresiones, firmando convenios con todas las instituciones y dependencias posibles para que se realicen acciones específicas en materia de respeto a los derechos de las féminas.
Obviamente que no todos ni todas (especialmente las que quedaron fuera de la contienda) están conformes con la designación, pero consideramos que merece un voto de confianza. Hay que dejarla trabajar y después juzgamos.
HASTA MAÑANA.