Aunque la familia Ortiz Mena proviene del norte del país “de una remota estirpe de políticos modernizadores y de empresarios mineros” -refiere el historiador Enrique Krauze-, eligió Cuernavaca para asentar su residencia desde hace varias décadas, aprovechando la cercanía con el Distrito Federal, donde Don Antonio Ortiz Mena se desempeñó como secretario de Hacienda con dos presidentes de la República.
Sus descendientes adoptaron el apellido compuesto de Ortíz-Mena para poder gozar del prestigio que les generaba ser parientes de quien manejó la economía de este país durante dos sexenios, con los presidentes Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz.
Pero ese abolengo también les ha traído inconvenientes.
El 12 de marzo de 1996, las niñas Victoria, Regina, Paulina y Luisa, de entre 15 y cuatro años de edad, fueron secuestradas por un comando armado que viajaba en dos camionetas Suburban luego de interceptar el vehículo en el que eran llevadas por su madre a un colegio particular.
Una nota firmada por el corresponsal de La Jornada en Morelos, Francisco Guerrero Garro, refiere que a la madre de las menores, Victoria Ortíz Mena, la bajaron del vehículo y se dieron a la fuga con las cuatro niñas, siendo hasta horas más tarde que los secuestradores se comunicaron con la familia para exigir un rescate cuyo monto no fue dado a conocer.
Tomando como fuente al entonces director de la Policía Judicial, Jesús Miyazawa Álvarez, el periodista de La Jornada escribió que “el primer contacto entre los secuestradores y la familia Mena se dio el pasado miércoles, cuando los delincuentes dejaron un mensaje en un bote de basura en la colonia 3 de abril, donde decían cuál era la cantidad que pretendían por el rescate de las niñas”.
Como ocurrió en la mayoría de los secuestros realizados durante el sexenio de Jorge Carrillo Olea, las víctimas regresaron con sus familias sólo después de haber pagado millonarias cantidades de dinero. De hecho, el secuestro de las niñas Ortiz Mena, junto con otras víctimas de apellidos conocidos en Morelos, fue lo que ocasionó la crisis que concluyó con la salida del gobernador priista en mayo de 1997.
En mayo de 2010, otro miembro de la familia, David Ortiz Mena, nieto de Don Antonio, fue víctima del crimen organizado, cuando un comando armado entró a la discoteque de su propiedad, El Clásico, y le prendió fuego en represalia por negarse a pagar el “derecho de piso”.
La versión oficial cita que los tres presuntos sicarios del narcotráfico aprovecharon el que los trabajadores del negocio entraban a laborar y, en ese momento, los amagaron, los introdujeron al interior de la discoteca y les advirtieron que “el problema no es con ustedes”.
De inmediato, según el reporte, uno de los agresores roció gasolina en el inmueble y después detonó una granada de fragmentación, con lo que provocó el incendio y una explosión al mismo tiempo. Hubo cinco trabajadores lesionados por golpes y una mujer identificada como María Casillas que atendía los baños, quien desgraciadamente falleció a consecuencia de las quemaduras.
Estos datos sirven como referencia para explicar la oriundez de Alfredo Gutiérrez Ortíz Mena en la ciudad de la eterna primavera. De hecho, su biografía publicada en la Suprema Corte de Justicia comienza diciendo que nació en Cuernavaca, Morelos el 14 de octubre de 1969. Agrega que es licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Maestro en Derecho por la Universidad de Harvard, de la cual recibió, además, el Certificado en Tributación Internacional. La Fundación Fulbright-García Robles le otorgó una beca para sus estudios de posgrado.
Durante el periodo comprendido entre los años 1995 a 2012 se desempeñó en la práctica privada, en diversas firmas de abogados nacionales e internacionales. Asimismo, ocupó varios cargos en la administración pública federal, en el sector hacendario.
En noviembre de 2012 formó parte de una de las ternas propuestas por el titular del Ejecutivo Federal y, posteriormente, fue designado ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por el Senado de la República, cargo que ocupa desde el 1 de diciembre de ese mismo año por un periodo de 15 años.
Anualmente, el ministro visita la Universidad de Harvard, en su calidad de exalumno distinguido, para participar en un ciclo de conversatorios con la comunidad académica (Traphagen Distinguished Alumni Speaker Series).
Por otro lado, desde el 2016, se ha desempeñado como embajador de buena voluntad ambiental de las Américas, en la Organización de Estados Americanos. También es miembro de la junta directiva del Global Judicial Institute on the Environment.
Actualmente, es miembro del Consejo Directivo de la Fundación UNAM. Además, forma parte de la Barra Mexicana de Abogados y de la Barra del Estado de Nuevo York.
Tanto en sus sentencias como en sus votos, el ministro Gutiérrez Ortiz Mena ha explicado por qué su aproximación al derecho se guía por la idea de que la Constitución debe ser leída e interpretada de acuerdo con el derecho internacional de los derechos humanos. Su estilo de argumentación jurídica suele apelar al lenguaje de principios que normalmente se asocian con valores de corte liberal. Ha suscrito la idea de que aquellas reglas que limitan el alcance de los derechos humanos deben ser interpretadas del modo más restrictivo posible.
El ministro Gutiérrez Ortiz Mena ha sido consistente en proponer que los casos sean analizados con perspectiva de género. Su manera de pensar sobre la equidad y discriminación lo ha llevado a pronunciarse en favor de declarar la inconstitucionalidad de normas secundarias que, a su juicio, resultarían en un reforzamiento de estereotipos de género. De acuerdo con una de sus sentencias, para que los jueces estén en condiciones de mantener consciencia de la desigualdad estructural que podría estar en juego en un caso, deben seguir ciertos pasos analíticos. El ministro también se ha posicionado a favor de entender que la Constitución no discrimina en razón de la orientación sexual.
El ministro ha favorecido el rol interpretativo de la Corte en casos relacionados con alegatos sobre detenciones arbitrarias, tortura, confesiones coaccionadas, abuso de la fuerza por parte de la policía, entre otros.
El pasado 16 de noviembre, en Sesión Solemne, el Cabildo de Cuernavaca entregó la Venera Cuernavaca 2022 en grado de distinción de honor a Silvia Pinal; Guillermo León; Mara Erika Paredes; Sergio Corona; Flora Guerrero; Nicolás Celis; Héctor Slim; David Jiménez, y al ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien es candidato -junto con otras y otros cuatro- a encabezar uno de los tres poderes de este país.
HASTA MAÑANA.