De manera muy similar a lo que ocurrió en el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Morelos hace algunos años cuando dos grupos se disputaban encarnizadamente la presidencia y surgió la figura de un tercero al que ambas fracciones suponían que iban a poder manipular, así ayer la ministra Norma Lucía Piña Hernández ganó por un voto la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Fue evidente que “la derecha” logró disminuir las posibilidades de la ministra que pretendía imponer el presidente de la República, pero al ver que no podría lograr su propósito porque la imagen de Yasmin Esquivel ya estaba muy desgastada, Andrés Manuel López Obrador acusó directamente al candidato de la oposición, Alfredo Gutiérrez Ortíz Mena, de estar al servicio de los poderosos. Como ya es costumbre, los medios afines al lopezobradorismo se encargaron de linchar al que fuera funcionario del SAT en los gobiernos panistas y últimamente abogado defensor de defraudadores fiscales.
Un triunfo del cuernavacense Ortíz Mena hubiese sido considerado una abierta provocación a la figura presidencial, pero tampoco podía sostenerse la candidatura de la ministra que plagió su tesis de licenciatura, así que los ministros encontraron una buena salida: designar a Norma Piña, quien tiene como méritos principales el ser mujer y haber comenzado desde abajo dentro del Poder Judicial Federal.
Con una primera carrera de maestra de primaria antes de titularse como licenciada en Derecho en la UNAM, fue en 1988 cuando Piña Hernández inició su carrera judicial como secretaria proyectista en el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, de ahí pasó a ser secretaria de Estudio y Cuenta de la primera sala de la SCJN.
Fue en 1988 cuando Norma Lucía Piña Hernández concursó para ser juez de Distrito y obtuvo la plaza, siendo asignada nada menos que al Décimo Octavo Circuito con sede en Cuernavaca, Morelos. Sí, la nueva presidenta de la Suprema Corte vivió en Cuernavaca de 1998 al año 2000. Incluso, en la Casa de la Cultura Jurídica de esta ciudad hay registro de varios eventos en los que participó como ponente ya siendo magistrada en la ciudad de México.
¿Cómo será la relación de los poderes judicial y ejecutivo con Norma Piña al frente? Los que la conocen aseguran que no será de sumisión como su antecesor que al entrar AMLO a la presidencia resultó más “chairo” que varios del gabinete gubernamental.
La hoy ministra presidenta también ha demostrado su autonomía en medio de votaciones en las que incluso el propio presidente Andrés Manuel López Obrador ha admitido presionar, apoyando solo tres de los 18 proyectos controvertidos del Gobierno de López Obrador.
Como dijo el ciego: ya veremos.
Pasamos al segundo tema de nuestra entrega de hoy, y tiene que ver con el eterno dilema al que se enfrentan los profesionistas del derecho: ¿Aplicar la ley o hacer justicia?
Aplicar la ley no siempre es justo, y eso nos lo aclaraba muy bien el maestro Hertino Avilés (QPD) con aquel ejemplo de la orden de desahucio contra una mujer de la tercera edad. La ley dice que quien no pague la renta de un inmueble deberá ser lanzado con fuerza pública, pero sería injusto echar a una viejecita a la calle.
Es muy difícil entender eso, ni siquiera el erudito Hans Kelsen en su libro “¿Qué es la justicia?” pudo contestar esa pregunta, poniendo como ejemplo el caso de dos hombres que aman a una misma mujer y que ambos creen no poder ser felices sin ella. “Pero de acuerdo con la ley, y tal vez de acuerdo con sus propios sentimientos, esa mujer no puede pertenecer más que a uno de los dos. La felicidad de uno provoca irremediablemente la desgracia del otro y ningún orden social puede solucionar este problema de una manera justa…”.
Todo esto viene a colación por lo que ocurrió recientemente en el estado de México, donde un joven en aparente estado de ebriedad arrolla a un vendedor de tamales que iba en su triciclo provocándole la muerte. El agente del Ministerio Pública APLICA LA LEY y emite un auto de libertad fundado en que si bien se trata de un homicidio, no hay dolo, es decir, el hombre nunca tuvo la intención de matar al señor de los tamales. No lo está exonerando, pues a final de cuentas deberá indemnizar (él o la aseguradora que contrató) a los familiares de la víctima.
Sin embargo, a ojos de los familiares, amigos y sociedad en general, es injusto que una persona que priva de la vida a otro se vaya a su casa como si nada, por lo que hacen medidas de presión: bloquean las calles (cometiendo así un delito flagrante que se llama ataques a las vías de comunicación), toman la Fiscalía del Estado de México y finalmente exponen el caso en “La Mañanera”.
No es la primera vez que un asunto netamente jurídico se resuelve en la conferencia de prensa del presidente. En esta ocasión, los medios de comunicación prácticamente obligaron al gobernador del estado de México a comprometerse frente al mandatario a que Ken Omar N. sería detenido. Y fue detenido.
Habrá quien piense que en este caso hacer justicia es que el joven que mató al humilde vendedor de tamales en plena noche de navidad sea asesinado también en la cárcel donde está desde el sábado, pero si todos pensamos así entonces habría que tomar la decisión de quemar la Constitución y las leyes y códigos que de ella emanan para que sea el presidente de la República en su “mañanera” el que decida quién es culpable y quién no al estilo del rey Salomón.
En el caso del vendedor de tamales existen bastantes evidencias de la responsabilidad del hoy detenido, pero no quisiéramos pensar qué pasará cuando cualquiera de nosotros se vea involucrado en un delito culposo o accidental, y lo manden directo a la cárcel porque un grupo de personas se lo pidieron al Poder Ejecutivo, ni siquiera al Poder Judicial.
SOBRE GISELA MOTA
Ayer por la mañana la presidenta municipal de Temixco Juanita Ocampo Domínguez, acompañada por el secretario general Carlos Caltenco Serrano, así como integrantes del gabinete y del Cabildo municipal llevaron a cabo honores a la bandera y homenaje en conmemoración del séptimo aniversario luctuoso de Gisela Raquel Mota Ocampo, primera presidenta municipal en la historia de esa localidad e hija de la actual alcaldesa.
Nos llamó la atención algo que escribió en redes sociales María de los Ángeles Vences Gutiérrez, sobreviviente de la guerrilla en Morelos, escritora, y quien nos honra con su amistad:
Duele la muerte de Gisela Mota, pero yo me quedo con la Gisela como ser humano y no como político, me quedo con la Gisela que yo conocí , la hija de una compañera y vecina de Tlaltizapán , la niña que siempre andaba en las comunidades eclesiales de base, la que acompañaba a sus papas a las marchas, la que me decía: “Ángela vente para acá vamos a gritar consignas”, la de la lucha social, la que junto con sus hermanos cuando veníamos en la camioneta empezaban a gritar puerta!!!!!!! y hacían reparar la camioneta como si fuera un toro. Me quedo con la Gisela de la estudiantina de la iglesia y a la que yo le pedía que cantaran canciones de la misa campesina nicaragüense. Discúlpenme, pero no me puedo quedar con la Gisela política, aunque la apoyé en su campaña, no con la que cuando le salía la espontaneidad se tenía que alinear, no con la del maquillaje y peinado y Photoshop, me quedo con la niña que tenía sueños de un mundo mejor.
HASTA MAÑANA.