A pesar de que el proceso electoral de los tres niveles de gobierno será hasta el 2024, no cabe duda de que el año que ayer comenzó será fundamental para la definición de los que habrán de competir en busca de los cargos de elección popular. Todo lo que se haga o deje de hacer, absolutamente todo, tendrá repercusiones en las votaciones de la próxima anualidad, de ahí que las figuras públicas deberán ser muy inteligentes si es que pretenden seguir en el escenario político del estado de Morelos.
No nos sorprendamos entonces si en los próximos meses vemos como arrecian las campañas “encubiertas” o disfrazadas de prácticamente todas y todos los aspirantes a presidencia de la República, gobierno del estado, senadurías, diputaciones federales y locales, así como presidencias municipales.
Desde un punto de vista muy particular, consideramos que debería reformarse la ley electoral para terminar con absurdos como la llamada “veda electoral” que prohíbe a gobiernos difundir sus obras y acciones. Y esto lo decimos porque el presidente de la República viola flagrante y sistemáticamente la normatividad electoral con sus conferencias de prensa conocidas como “mañaneras”.
Desde ahí, como si se tratara de un pastor religioso, AMLO les recuerda a sus “feligreses” lo que hicieron mal sus antecesores y lo que está haciendo el gobierno de la Cuarta Transformación. Si el mandatario federal no va a suspender sus conferencias de prensa, entonces que también los gobernadores y hasta los presidentes municipales, podrían tener mecanismos similares de comunicación.
Consideramos que a los mexicanos nos deben de dejar de tratar como tontos, y quitar el candado que impide la propaganda en cualquiera de sus formas. Y esto lo decimos porque diariamente y en todos los niveles de gobierno, los servidores públicos se publicitan y nadie hace nada.
Desde los espectaculares que muestran la inconfundible silueta de Claudia Sheinbaum (campaña pagada supuestamente por dos diputados federales con recursos propios) por todo el país; la que habla de las 4 emes (morelense, morenista, mujer y de nombre Margarita); la que difunde las noticias acerca de funcionarios de gobierno, o las que exhiben a los diputados locales que nos cuestan 25 millones al año.
Es decir, terminamos con TODOS los anuncios espectaculares, o mejor que se considere lícito, pues en los casos en que ciudadanos han iniciado denuncia ante el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac), éste se ha declarado incompetente y los canaliza al Instituto Nacional Electoral (INE), donde después de dos meses se emite un veredicto diciendo que sí hubo violación a la ley y por lo tanto se le condena al retiro de dichos anuncios publicitarios. Sí, pero ya la gente vio durante semanas el mensaje que el partido político quería que la gente viera.
Eso es algo que habrá de discutirse en este 2023 que apenas comienza.
Continuando con el tema que dio título a la presente columna, existen muchos retos para varios personajes de la política local que tienen que abordarse en este año, y si actúan inteligentemente pueden definir desde ahora su lugar en el 2024.
Por ejemplo, en el 2023 Rabindranath Salazar Solorio deberá convencer al que decide las candidaturas en este país de que él es el mejor candidato para suceder en el cargo a Cuauhtémoc Blanco, y que una equivocación podría tener fatales consecuencias para el partido, como ocurrió en Cuernavaca en el 2021, cuando se perdió la presidencia municipal por dejársela al Partido Encuentro Social.
Al mismo tiempo, quitarle a la gente esa idea de que “ha estado muy lejos”, que “se echó a la hamaca” o que “el que movía a la gente era su hermano Radamés”. Esas frases las hemos escuchado muy frecuentemente en reuniones con aspirantes y funcionarios.
Margarita González Saravia tiene que contrarrestar las versiones de todo tipo que propagan sus contrincantes .
Juan Ángel Flores debe de convencer a la gente de que es falso que “es un incondicional de Graco al igual que Lucy Meza”; que “gobernar Jojutla no es lo mismo que gobernar un estado” y que “paga para salir en encuestas en los primeros lugares”. Eso es lo que hemos escuchado de sus detractores, y sobre todo aquello de que “no le alcanza para la gubernatura, pero está joven para que acepte una diputación federal o senaduría”.
Podríamos mencionar a personajes de otros partidos, como por ejemplo, del senador Ángel García Yáñez, quien tiene como principal reto el quitarse la imagen de un “narco-senador” que le han ido creando las detenciones de delincuentes con credenciales del Senado, o su relación sentimental con Rosario Herrera alias La Jefa, aunque él siga asegurando que sólo era su colaboradora.
José Luis Urióstegui Salgado tiene los siguientes retos para el 2023: bajar el índice delictivo en Cuernavaca aunque sea un 10 por ciento comprobable; quitar a unas decenas de comerciantes ambulantes que han aparecido en los últimos meses, sobre todo de comida, donde ya incluso ponen mesas y sillas en las banquetas; pavimentar todas las avenidas principales y continuar con algunas calles en determinadas colonias, así como hacer lo necesario para que ya no haya bloqueos por falta de agua en la capital del estado.
Eso es por cuanto a las cuestiones políticas, pero si hablamos del estado en general, consideramos que el mayor reto que tienen los tres niveles de Gobierno, tanto federal, como estatal y municipal, continúa siendo el de la seguridad pública.
Algo tienen que hacer para que ya no se sigan matando “entre los malos”. Quizás tienen un poco de razón, pero una ciudad que amanece con tres o cuatro ejecutados diarios, y que por lo menos uno de ellos es empresario o comerciante que no quiso pagar derecho de piso, no puede presumir al estado o municipio y pedir a los turistas que nos visiten.
Ese es el principal reto que tiene el gobierno en sus tres niveles.
HASTA MAÑANA.