A finales de los ochentas surgió en Morelos la Universidad del Sol, la primera institución de educación superior particular que ofrecía la carrera de Comunicación y otras 14 licenciaturas en un edificio rentado en la colonia Miraval. Fundada por Leoncio Hernández y Leonor Figueroa, la Unisol llegó a ser un referente en su ramo con la entrada del nuevo milenio, incluso llegó a tener su propio edificio en la colonia Villas del Lago.
Sin embargo, el surgimiento de muchas otras universidades particulares que ofrecían sus carreras en tres años por menos de dos mil pesos mensuales, y en general la situación económica del país, hizo que la institución de Leoncio y Leonor atravesaran por graves problemas de tipo financiero.
Fue en esas difíciles circunstancias que en 2015 llegó a sus vidas un profesionista del derecho llamado Fernando Cipriano Crespo Ortíz al frente de un grupo de personas que se hicieron pasar por inversionistas con gran poder económico que les ofrecieron asociarse con ellos.
Decían ser propietarios de la Universidad Santander, una universidad totalmente en línea que requería un inmueble para instalarse en Morelos y el edificio de la Unisol les quedaba perfectamente. Leoncio y Leonor vieron resueltos sus problemas económicos y de inmediato accedieron a darles cabida a su empresa como socios, y nombraron de inmediato como rector a Fernando Cipriano.
Una apendicitis obligó a Leonor a ausentarse de la administración de la Universidad, pero estaba confiada en que su patrimonio permanecía en buenas manos. Los nuevos inversionistas les habían dado un pago de cinco millones de pesos y la promesa de que habría otras cantidades similares a medida que se fuera consolidando el proyecto.
Sin embargo, a los pocos meses comenzaron a sospechar que algo malo estaba pasando porque no recibían los pagos prometidos y el rector se les escondía para no darles la cara. Una visita al Registro Público de la Propiedad los hizo descubrir que sus nuevos socios habían celebrado una asamblea de accionistas y que los habían sacado del acta constitutiva, todo esto ante un notario del estado de Tamaulipas.
Ahí descubrieron que los delincuentes de cuello blanco habían logrado hipotecar el inmueble para conseguir un préstamo bancario. Esto, a pesar de que había una hipoteca anterior y un embargo de tipo laboral, lo que hace sospechar que funcionarios del Registro Público de la Propiedad también estuvieron en contubernio para otorgar las constancias de no gravamen.
Esto fue denunciado ante el Ministerio público, lo que derivó en la causa penal JC/1343/2018. Los falsos inversionistas huyeron y dejaron las instalaciones en el abandono. En abril pasado falleció don Leoncio Hernández, y murió esperando la justicia.
Finalmente fue detenido el abogado Fernando Cipriano y el juez le aplicó la prisión preventiva como medida cautelar. El pasado 30 de abril se llevó a cabo una audiencia con el objetivo de revisar la medida cautelar impuesta a preso en el penal de Atlacholoaya, a solicitud de su abogado defensor.
Afortunadamente el juez David Ricardo Ponce González, luego del análisis de todos los antecedentes resolvió mantener la medida cautelar de “prisión preventiva justificada” en virtud de que prevalece el riesgo de fuga.
Cabe destacar que la Universidad del Sol, durante más de 25 años que ofreció sus servicios, formó a más de 1500 profesionistas de excelencia, en diferentes ramas del conocimiento, como una institución de calidad, siendo además la primera universidad privada del estado de Morelos.
Pero aprovechándose de la confianza otorgada por los fundadores, la edad y algunos problemas de salud; Fernando Cipriano “N” y los “otros” realizaron diferentes acciones engañosas y fraudulentas, hasta que desmantelaron y liquidaron todos los bienes de la institución, que con mucha entrega construyeron por más de 25 años, desapareciendo del plano educativo la institución, con la afectación consecuente para alumnos y exalumnos, así como del patrimonio de las víctimas.
Desde el año 2016 en que las víctimas presentan las denuncias correspondientes, hasta la fecha, a más de siete años; la Fiscalía de Morelos, a través de sus responsables, han atendido deficientemente el problema, pues durante todo ese tiempo han llevado el caso hasta seis personas diferentes, provocando atrasos, acciones negligentes y tal vez en el fondo corrupción.
No obstante que las víctimas han actuado conforme a derecho para el resarcimiento del daño, se han enfrentado a diversos obstáculos ocasionado por las diversas instancias lo que ha llevado a la revictimización de los afectados.
Es por eso que Leonor Figueroa ha acudido a los medios de comunicación para denunciar esta injusticia que por el tiempo que lleva y el estrés permanente desencadenó en el fallecimiento de Leoncio Hernández el pasado 24 de abril.
Lo que ella pide es que las autoridades ubiquen y localicen a los otros cómplices de Fernando Cipriano, a fin de ser llamados a juicio y que respondan por todo el daño que han causado estimado en más de 30 millones de pesos, mediante una reparación justa.
El juicio estará entrando en breve a la etapa llamada “intermedia” en la cual se hará el cierre de la etapa de “investigación” en que se determinan todas las pruebas. Una vez cerrada esta etapa intermedia, se entrará al juicio, por lo que es indispensable reunir todos y cada uno de los elementos a juicio, entre ellos, los “otros” que la fiscalía no ha querido o no ha podido localizar.
Lo peor de todo esto es que no es el único caso. Se ha comprobado que existe toda una mafia de profesionistas del derecho que se aprovechan de sus conocimientos jurídicos y de sus contactos para hacer este tipo de fraudes.
Ello, confiados en que tenemos un sistema de procuración y administración de justicia lento y deficiente, lo que hace que la mayoría de las víctimas prefieran renunciar a continuar con esos juicios que se hacen eternos y que los responsables simplemente se declaran “insolventes”.
HASTA MAÑANA.