Perdida la fe en los jueces que la juzgaron y sentenciaron a 30 años de prisión por un delito que no cometió, y sin recursos económicos para continuar la batalla por su libertad una vez que había agotado todos los escalones de la pirámide judicial, María Luisa Villanueva (cuyo caso hemos expuesto en anteriores columnas) tuvo que buscar la forma de subsistir tras las rejas, primero en la Penitenciaría de Atlacomulco, y después en el Centro de Readaptación Social de Atlacholoaya.
María Luisa fue trasladada el 12 de septiembre de 2001 del antiguo penal de Atlacomulco al nuevo penal de Atlacholoaya, donde consiguió autorización para la venta de quesadillas, sopes y tortas, ya que al ser detenida ella había dejado en el desamparo total a sus menores hijos, uno de 8 años y el segundo de 11 meses de edad a quienes desde su nueva condición ahora tenía que mantener.
Vale la pena resaltar que María Luisa no tenía aquí en Morelos ningún familiar, de tal modo que, al haber estado radicando con su familia en Coyuca de Benítez, Guerrero, allá vivían sus dos menores hijos, por lo que mandó traerlos para tenerlos cerca de ella, siendo así que los dos chicos llegaron a vivir con una amistad, la señora Mireya, en Temixco, Morelos, quien los incorporó al seno de su familia como sus hijos y desde donde cada fin de semana los pequeños se desplazaban para convivir con su madre.
Fue así que los dos pequeños crecieron y se educaron con gente extraña que no obstante les daba techo y cobija hasta que, con la mayoría de edad, ambos chicos tomaron caminos separados, pues mientras que el mayor – Daniel- vive en esta ciudad, el más chico -Fernando- se fue al lado de un familiar hacia California, Estados Unidos.
No es necesario, entonces, detenerse en calcular el colosal sufrimiento que durante largos años padecía María Luisa al ver que mientras sus hijos crecían bajo cuidados extraños, ella no podía brindárselos y, lo que era algo todavía peor, tenía decretado encima casi tres décadas de encarcelamiento.
Cada vez que estos chicos visitaban a su mamá y llegada la hora de finalizar la visita, al retirarse, llorando, aferrados al cuerpo de su madre, incrédulos, le pedían que se fuera a casa con ellos, que la necesitaban a su lado, lo que terminaba inevitablemente en un mar de llanto de una madre abrazada a sus pequeños hijos, recuerda hoy a la distancia María Luisa.
Ese parecía ser el costo inexorable al que los había sometido la vida, un precio demasiado alto que se ensañaba con dos menores y su madre.
Fue en el mes de marzo del año 2014, por mera casualidad, que el abogado que ha “revivido” el caso de María Luisa, Damián Santiago, al revisar la causa, encuentra dos evidencias directas de fabricación de un delito y que estaba en presencia ante una injusticia terrible.
El primer hecho que lo lleva a advertir que existía una falla estructural en la sentencia, es aquello que ya vimos, que tiene que ver con que desde meses antes de la detención de María Luisa, la antigua Procuraduría había recuperado las joyas que la familia de Sara Saskia había entregado por su libertad, esto, al detener el 10 de septiembre de 1997 a seis personas en Xochitepec, Morelos, y, al profundizar la investigación gracias a las fuentes hemerográficas de aquella época y apoyado en ese hilo conductor, descubre que, al detener la Procuraduría al grupo de personas relacionadas con el plagio del menor Bucio, eran estos quienes habían confesado haber plagiado a Sara Saskia, hecho confirmado porque de su entorno rescataron las joyas en la Ciudad de Iguala, Guerrero, lugar en donde Sara estuvo cautiva.
Esto lo sabían quienes comandaban la Procuraduría en esa época, desde el 15 de septiembre de 1997, sin que en contra de estas personas se hubiere ejercitado acción penal por la privación de la libertad de Sara Saskia.
Este hecho descollante no se tuvo a la vista durante el proceso seguido en contra de María Luisa y del cual esta tampoco tuvo siquiera noción de ello, ya que constaba en una causa penal distinta, precisamente la que fue seguida en contra de los plagiarios del menor Bucio. Este hecho habría de revelarse hasta hoy durante la Investigación realizada por la Fiscalía.
El siguiente hecho que habría de resultar definitorio para integrar el complicado rompecabezas para entender cómo se habría integrado la idea de “culpabilidad” de María Luisa, es el hecho de la existencia del típico testigo de coartada -único declarante de cargo- según el cual, habría visto a María Luisa en el centro de la Ciudad de Taxco, Guerrero, al acompañar a la madre de Sara Saskia a entregar el rescate, afirmando que la había visto dentro de un vehículo compacto, a las diez de la noche, junto a cinco personas más que iban dentro de la misma unidad, y que “la identificaba plenamente”, habiendo dicho esto año y medio después de que dijo haberla observado.
Cabe destacar que la sentencia dictada en contra de María Luisa se nutre de forma preponderante sobre la versión de este declarante, sin reparar en que, en condiciones normales de observación, nadie puede tener la capacidad de identificar a ninguna persona dentro de un vehículo en movimiento, junto a varias personas más, a las diez de la noche. No obstante, el juez Prisciliano Sedano Quintanilla (quien murió años después) condenó sobre tal supuesto a la acusada.
Con esos datos torales en sus alforjas y explorado el terreno inicial sobre el entorto de los hechos y, más aún, convencido de que se trataba de un tremendo error el que había llevado a la condena de una mujer que decaía en la prisión, el abogado Damián Santiago redacta la denuncia de hechos y la presenta el 9 de junio de 2014, resaltando la detención arbitraria de su patrocinada y el haber sido sometida a tortura por los policías del grupo “antisecuestros”.
Al firmar la denuncia, lejos, muy lejos estaba María Luisa de pensar que era el inicio de una larga lucha por su libertad y por demostrar su inocencia, ya que, sin realizar diligencia de investigación alguna, la Fiscalía la rechaza bajo el argumento de que los hechos denunciados habían “prescrito”.
Por cierto, Sara Saskia Seligman, aquella niña que fue secuestrada en 1997, hoy convertida en una influencer, estuvo ayer en Cuernavaca para dar una conferencia ante 800 personas sobre prevención del delito. Saskia Niño de Rivera presentó su ponencia “Violencia feminicida: ¿Cómo prevenirla?” y es cofundadora y vocera de la Organización Reinserta, cuenta con más de trece años de experiencia en Sistema Penitenciario y manejo de crisis.
El 3 de mayo pasado, en su columna publicada en El Universal, la otrora víctima de secuestro escribió que “el supuesto señalamiento que yo hice de María Luisa Villanueva, a través de la cámara de Gessel nunca ocurrió”.
¿Qué más pruebas quieren para declararla inocente?
DADOS CARGADOS EN LA UAEM. Quienes siguen de cerca el proceso para elegir al próximo rector o rectora en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos señalan que el sindicato académico que dirige Mario Cortés Montes ha marginado a cuatro de los seis aspirantes registrados, ya que solo promueve a dos de los competidores, un hombre y una mujer, en detrimento de los demás.
HASTA EL LUNES.