La frase con la que titulamos nuestra columna de hoy es utilizada coloquialmente para definir aquellas palabras agradables que nos producen satisfacción y una sensación de que el futuro nos depara sólo cosas buenas. También suele decirse que a alguien “le endulzan el oído” cuando recibe únicamente elogios.
En ese contexto, este fin de semana la gobernadora electa Margarita González Saravia recibió tantas loas que seguramente su autoestima se elevó como nunca, sobre todo porque provenían de la persona con mayor influencia en este país: Andrés Manuel López Obrador.
“Ella es una mujer con convicciones, viene luchando desde hace muchísimos años, la conocemos muy bien, es una mujer con principios, honesta. A Morelos le va a ir muy bien”, dijo el presidente de la República el viernes en su conferencia matutina, al anunciar que venía a una gira por Morelos y que estaría acompañado por la gobernadora electa.
El afecto de AMLO hacia Margarita quedó de manifiesto desde que se encontraron en el Centro Cultural Lázaro Cárdenas y a lo largo de toda la gira por Cuernavaca, Tlaquiltenango y Tlaltizapán. En todos esos lugares el presidente de México estuvo acompañado de la que será su sucesora, Claudia Sheinbaum Pardo, quien le profesó todo tipo de halagos.
“Ya cierro mi ciclo y soy partidario del sufragio efectivo, no reelección. Y además, no hay que tenerle mucho apego ni al poder, ni al dinero. Me estoy despidiendo de este gran estado que es Morelos y estoy muy contento porque Margarita va a hacer un buen gobierno”, dijo Andrés Manuel en su último evento mientras no le soltaba la mano a la gobernadora electa.
Margarita González Saravia respondió con un bonito mensaje en su cuenta de X: “
“Hablar del presidente Andrés Manuel López Obrador es sinónimo de honestidad, compromiso y, sobre todo, de amor al pueblo. La transformación que inició en nuestro país ha sido histórica y ahora continuará su legado con la Dra. Claudia Sheinbaum, con quien haremos que Morelos sea pieza fundamental del futuro de México. ¡Hoy fue un gran día!”, publicó González Saravia en sus redes sociales.
Todo fue —como dice el populacho— “miel sobre hojuelas”.
Quienes saben de política saben que esto continuará en las próximas semanas e incluso durante los primeros meses de su sexenio como gobernadora. Pero llegará un día en que se termine la llamada “luna de miel”.
Y entonces sí, necesitará que ese apoyo que le profirió el Poder Ejecutivo Federal, se materialice en recursos financieros o materiales, pues habrá llegado el momento de cumplir las promesas de campaña.
El llamado periodo de gracia o “luna de miel”, es ese lapso de tiempo en el que gobernante y pueblo disfrutan del triunfo e intercambian abrazos y felicitaciones. Aunque los problemas siguen, como el mandatario viene llegando no se le reclama nada.
En todo caso, se le echa la culpa “al de atrás” —siempre ocurre y Morelos no será la excepción— máxime si el exgobernador pertenece a otro partido o incluso a otra corriente. En la gira del presidente ya fue notoria la diferencia entre el que se va y la que llega, cuando fue anunciada su presencia en los eventos y cuando les tocó hacer uso de la palabra.
“Muerto el rey, viva el rey”, es una frase surgida hace siglos pero que tiene vigencia en la actualidad y en todo el mundo donde hay renovación de autoridades.
Ya llegará el tiempo en que el afecto que le ha profesado AMLO tendrá que demostrarse en cifras. Esto asumiendo que —como muchos lo vaticinan—, habrá dos gobiernos: uno de hecho y otro de derecho, y que quien dictará los lineamientos a seguir es López Obrador.
Sería excelente que Morelos sea uno de los estados “consentidos” de la Cuarta Transformación, y que en seis años podamos contar con carreteras, puentes, hospitales, escuelas, centros deportivos, pero sobre todo la cantidad suficiente de elementos de la Guardia Nacional, Ejército y Marina, para que los narcos dejen de matar gente.
La visión empresarial de la gobernadora, debe servir para que Morelos sea —ahora sí— el anfitrión del Mundo, y que aporte las condiciones idóneas para la llegada de empresas productivas (no contaminantes) que den trabajo a los morelenses.
Está muy bien que se apoye a la gente, sobre todo aquellas personas que por su condición de edad o discapacidad física no pueden trabajar, pero a los jóvenes no los podemos hacer unos mantenidos. Ellos deben buscar sus propias formas de obtener los ingresos, siempre y cuando sean actividades lícitas.
Confiamos en que Claudia Sheinbaum sea menos terca y escuché más que su antecesor. Que no se pase tres horas impartiendo doctrina ideológica y criticando a sus adversarios políticos cuando puede ir a su oficina (no importa si es Los Pinos o el Palacio de Gobierno) a tomar las grandes decisiones que necesita el país.
De la misma manera, confiamos en que Margarita González Saravia no se deje llevar por “el canto de las sirenas” ni se crea todos los elogios que le dicen. Ella conoce perfectamente cuáles son sus capacidades y limitaciones, y por ello requiere de rodearse de un equipo en el que cada integrante sea el mejor en sus respectivas materias.
La conocemos desde hace muchos años y coincidimos con el presidente en que es una persona honesta y con principios morales, pero eso no es suficiente para conducir una entidad federativa que se ha visto muy golpeada en los últimos años.
Ya pasaron casi dos meses de que recibió el voto de los morelenses y todavía no da a conocer los nombres de las mujeres y los hombres que habrán de conformar su gabinete. Esperemos que en los primeros días de agosto lo anuncie para que estemos en posibilidades de analizar sus curriculum vitae, aunque finalmente la única responsable de todo lo que ocurra en esta entidad será ella.
En la columna de mañana analizaremos los pros y contras de que se pudiera regresar al anterior modelo de que la Procuraduría de Justicia (hoy Fiscalía), dependa directamente del Poder Ejecutivo, como ocurrió hasta antes de 1998.
La idea de que la institución encargada de perseguir el delito sea un ente autónomo es buena, pero —como siempre— fueron las personas las que se encargaron de convertirla en una oficina donde se vende la justicia y la impunidad.
HASTA MAÑANA.