La imagen de siete cuerpos semidesnudos apilados sobre una plancha de cemento en una zona boscosa en los límites entre Morelos y el estado de México, es la peor despedida para el todavía titular de la Comisión Estatal de Seguridad, el almirante en retiro, José Antonio Ortiz Guarneros. Y qué bienvenida para el recién designado —pero que entrará en acción hasta el 1 de octubre—, el licenciado en Administración, Miguel Ángel Urrutia Lozano.
La noche del miércoles 18 para amanecer 19 de septiembre, “el diablo anduvo suelto”, ya que en ese lapso habrían sido secuestrados, torturados y asesinados un total de 12 hombres que fueron repartidos en diferentes lugares de Cuernavaca y sus alrededores, convirtiéndose Morelos, en el tercer estado con más homicidios dolosos en ese día, lo que mereció que fuera mencionado por el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar.
Tanto el gobernador suplente, Samuel Sotelo, como el alcalde de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado, tuvieron que admitir que la autoridad ha sido rebasada por los grupos de la delincuencia organizada, y sólo la jefa de la policía capitalina, Alicia Vázquez Luna, quiso evadir su responsabilidad diciendo que al parecer habían sido asesinados en otro lugar y sólo los habían venido a tirar a la capital del estado de Morelos.
Esa versión se vino abajo cuando, al transcurrir el día, se supo que los siete hombres encontrados cerca de la carretera a Buena Vista del Monte eran los mismos que unas horas antes fueron sacados de sus casas en Los Patios de la Estación por hombres armados a bordo de camionetas. A unas calles de ahí, otro sujeto de nombre Ricardo, fue herido de muerte cuando manejaba su camioneta por la calle del Arco, colonia Amatitlán.
Es evidente que dos o más grupos de la delincuencia organizada se están disputando territorio o ajustando cuestas. Como quien dice: “se están matando entre ellos” lo que no es justificación, ni tampoco nos consuela saber que están peor en Sinaloa o Guanajuato.
Esperamos que aquí no nos vayan a salir con una declaración similar a la del general encargado de la región de Sinaloa por parte de la SEDENA cuando le preguntaron cuándo terminaría la violencia en Sinaloa:
“Queremos que sea lo más rápidamente posible pero no depende de nosotros, depende de los grupos antagónicos, que dejen de hacer su confrontación entre ellos y que estén dejando a la población en paz para que vivan con tranquilidad”.
Como si fuera una maldición para Samuel Sotelo, el nombre de Morelos ha estado en los medios nacionales por temas como el autoexilio de la empresa refresquera en Puente de Ixtla, por las extorsiones en Cuautla y ahora por los 12 muertos en un día. El secretario de Gobierno en funciones de gobernador ha tenido que recurrir al viejo recurso de decir que hay intereses políticos en los ataques mediáticos. No le queda de otra, pero hay que reconocerle que no se ha escondido y atiende a los reporteros cada vez que lo agarran antes o después de un evento.
No ha habido oportunidad de entrevistar al almirante Guarneros, quien nos prometió que “pasando las elecciones bajará el índice delictivo”, y resulta que hasta aumentó. A ver con qué sale ahora el marino.
Algunos ciudadanos cuentan los días que faltan para que termine el presente sexenio y asuma el poder la gobernadora Margarita González Saravia, como si ese día se fueran a acabar nuestros problemas como por arte de magia.
En esta columna lo hemos repetido hasta el cansancio: a la delincuencia (tanto organizada como común), no les importa quién gobierne ni de qué partido sea. Ellos actúan de acuerdo a sus intereses económicos, de grupo o incluso personales, de ahí que, si esperamos que la delincuencia baje en automático por la llegada de Margarita González o su secretario de seguridad, estamos pecando de ingenuos.
Como bien lo dijo el periodista Justino Miranda en la sesión de preguntas y respuestas de la última conferencia de prensa con la gobernadora electa,, Morelos ya ha tenido una gran cantidad de jefes policiacos, desde japoneses (Miyazawua, jefe de la judicial en tiempos de Carrillo Olea), “rambos” (así se hacía llamar Capella, porque supuestamente enfrentó a un grupo de sicarios que pretendían matarlo), y todo tipo de especímenes sin que ninguno haya logrado terminar con la delincuencia.
El último de ellos, un venerable miembro de la Secretaría de Marina que vacacionó en Morelos durante seis años y todo se le fue en justificaciones por falta de presupuesto. Y todavía quería dejar a uno de sus subordinados a cargo de la Comisión Estatal de Seguridad Pública, además de estrenar una cárcel para 800 internos antes de irse.
Pues ahora, a juzgar por el currículum vitae de Urrutia Lozano, no tendremos a un militar, tampoco a alguien que haya sido policía operativo, sino a un oficinista experto en cibernética, quien se ganó la confianza de la licenciada en periodismo (egresada de la escuela Carlos Septién), Rosa Icela Rodríguez Velázquez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, y futura secretaria de Gobernación.
De hecho, actualmente se sigue desempeñando como Jefe de la Unidad de Información, Infraestructura, Informática y Vinculación Tecnológica de la SSPC, pues no se tiene registro de que haya presentado su renuncia. No sabemos dónde nació, pero es egresado de la carrera de Administración de la UAM Xochimilco y cuenta con diversos diplomados en análisis estratégicos y ciberseguridad.
Como se puede advertir en su semblanza curricular, todos sus cargos han sido en oficina y están relacionados con la tecnología, y si bien estuvo a cargo de la transformación de la Procuraduría de Justicia en Guerrero en Fiscalía General, no fue en el tema jurídico pues para ello se requiere la carrera de licenciado en Derecho.
Lo anterior no significa que lo estemos descalificando “a priori”, pues todos los servidores públicos tienen el beneficio de la duda y, como ya lo hemos dicho, por esa dependencia han pasado abogados, policías de carrera, un ciudadano sólo con Preparatoria (Cabeza de Vaca, de triste memoria); y varios generales del Ejército que vinieron a Torre Morelos a dormirse.
Así que el licenciado en Administración y experto en Cibernética, Miguel Ángel Urrutia Lozano, tiene la oportunidad de pasar a la historia como el secretario de Seguridad Pública de la primera mujer gobernadora que sacó a Morelos de la delincuencia en que nos encontramos.
HASTA MAÑANA.