A medida que se acerca el 1 de junio, la elección judicial que supuestamente debía ser un ejercicio apartidista se ha visto manchada por prácticas políticas conocidas de sobra. Aunque la ley es clara —los partidos políticos no deben promocionar, opinar o intervenir en este proceso—, en al menos once estados del país han aparecido bardas, lonas y pendones con los colores característicos del partido en el poder: guinda, blanco y negro.
No se trata de una coincidencia inocente. La propaganda, aunque no menciona candidatos, claramente utiliza símbolos visuales asociados a un partido político que, además, hoy gobierna en buena parte del país. En entidades como Veracruz, Sinaloa, Ciudad de México, Guanajuato y Morelos, entre otras, se repite el mismo patrón: una promoción disfrazada de información ciudadana, que, en realidad, construye una narrativa favorable al proyecto de Morena.
La intervención no ha sido sutil. Dirigentes como César Emiliano Gerardo, del PRI en Sinaloa, no dudan en señalar que Morena tiene "no sólo las manos, sino todo el cuerpo metido" en el proceso. Más allá de las declaraciones, las acciones son evidentes: bardas pintadas, mantas frente a centros de salud, lonas en calles y carreteras, y hasta propaganda en escuelas y viviendas particulares.
¿Quién financia esta campaña? Nadie lo reconoce. Morena no ha aclarado si ordenó o permitió estas acciones, y los candidatos consultados aseguran no tener conocimiento. Sin embargo, el mensaje es claro: se intenta vestir de "ciudadano" lo que es claramente una estrategia del partido que en Morelos está en manos de una jovencita inexperta.
El caso del senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara es particularmente revelador. Aunque defiende que "no es propaganda", su activismo para "informar" sobre la elección judicial tiene todos los ingredientes de una campaña política encubierta: presencia en medios, eventos públicos, carteles llamativos y declaraciones contra "sectores que buscan desvirtuarla".
A esto se suma el precedente preocupante: el Tribunal Electoral revocó la prohibición del INE y ahora permite que funcionarios públicos promuevan la elección. Pero ni el Tribunal ni la ley han dado luz verde a los partidos políticos. Es decir, los partidos siguen estando impedidos de participar activamente, y lo que estamos viendo en las calles es una violación flagrante a esta disposición.
El mensaje subliminal es: vota por un NUEVO poder judicial. Y ese NUEVO poder judicial tiene el color guinda de Morena.
Hoy, más que nunca, resulta indispensable que la ciudadanía cuestione el proceso y exija transparencia. Una verdadera elección ciudadana no puede construirse sobre la simulación, ni puede aceptarse que los partidos políticos —los que precisamente deberían mantenerse al margen— sean quienes terminen dictando las reglas del juego.
¿Estamos frente a una auténtica transformación de la justicia o ante una nueva manera de colonizar las instituciones?
Ya lo mencionábamos en una columna anterior:
Una de las incongruencias que se observan en el proceso para elegir ministros, magistrados y jueces de Distrito, es que quienes tienen carrera judicial, y que se supone son los más preparados, serán los que menos oportunidades tendrán de ser electos, pues la línea que ha marcado desde el principio la llamada “cuarta transformación”, es que —con excepción de la ministra Lenia Batres— todos los demás servidores públicos deberán ser ajenos al Poder Judicial que encabeza la satanizada Norma Piña.
Y esos que no tienen carrera judicial, y que sólo necesitan un 8.0 de calificación en la carrera de Derecho, tampoco tienen dinero para pagar su campaña, por lo que no vemos cómo puedan darse a conocer y obtener los votos necesarios el próximo primero de junio.
Suponemos que el día de las elecciones, a través de WhatsApp o algún otro medio de comunicación, la maquinaria del partido en el poder (la misma que llena el zócalo de la CDMX cada vez que lo requiere el presidente o la presidenta de la República), hará que los votantes —cual auténticos zombis— acudan a las urnas a votar por los nombres que les indiquen.
Es decir, ya se tienen los ganadores, sólo falta la elección.
SE PERFILA ARTURO ZAVALA COMO COMISARIO EJIDAL DE YAUTEPEC. - El pasado domingo en la cancha de usos múltiples de la colonia Rancho Nuevo se llevó a cabo un evento de proselitismo con miras a la elección del Comisariado Ejidal de Yautepec, encabezado por Arturo Zavala, uno de los candidatos, quien demostró poder de convocatoria.
Durante su intervención, Zavala lamentó la pérdida de respeto y dignidad entre los integrantes del núcleo ejidal en los últimos años, por lo que planteó como prioridad devolver el trato digno no solo a los ejidatarios activos, sino también a sus familias. "Mi propósito es que, de ser el próximo Comisario Ejidal, se les dará el respeto absoluto a todas y a todos los ejidatarios", afirmó.
En materia de salud, propuso implementar servicios médicos gratuitos para los beneficiarios del ejido, apoyándose en su trayectoria de 34 años de servicio en la Secretaría de Salud y el IMSS.
Anunció además la gestión ya autorizada de una ambulancia equipada por parte de Rotary International para traslados médicos de emergencia, y la habilitación de consultorios médicos en la antigua Casa Ejidal, donde médicos en servicio social brindarían atención primaria.
En cuanto al cuidado de los campos, Zavala propuso el rescate de la figura de los “guardatierras”, quienes vigilarían el estado de las parcelas, los cercos y los canales de riego, actuando como primer contacto ante cualquier daño o irregularidad. “Queremos que cada campo tenga a un guardatierra, el compañero que primero nos avise cuando haya daños y evitar pérdidas en las cosechas”, explicó.
Cabe mencionar que el ejido de Yautepec es uno de los más grandes del estado, con más de mil 500 ejidatarios reconocidos, por lo que tiene una importancia no sólo como núcleo agrario, sino también como fuerza política.
HASTA MAÑANA.