Él nos dio tantas lecciones de vida, pero sobre todo nos hizo ver la importancia de compartir con los demás nuestras vivencias, como una forma de extender el valor de las experiencias.
Entre muchos temas en los cuales se interesaba, uno que siempre recalcó fue el de la justicia y el refugio que en especial la justicia federal constituye para los ciudadanos.
Nuestra experiencia en el periodismo y en cargos públicos para algunos de nosotros nos ha permitido tener contacto con el Poder Judicial federal y entender con detalle a lo que se refería mi padre.
Cuando un ciudadano es víctima de los excesos del poder o de un trato injusto que no puede resolver por las vías normales, siempre podrá recurrir a un juez federal, que con paciencia y estudio pondrá las cosas en su sitio y permitirá al ciudadano maltratado recuperar la confianza en las instituciones.
Este comentario nos ocurrió al conocer las noticias que hace unas semanas se difundieron en el sentido de que varios jueces de distrito habían sido acusados ante la Procuraduría General de la República al existir la sospecha de que habían podido incurrir en delitos.
Por supuesto, ellos tienen la capacidad y, sobre todo, la posibilidad de defenderse y aportar las pruebas de su inocencia.
Y el que hayan sido sometidos a proceso nos habla de que el Poder Judicial federal -para mantener indemnes sus estructuras- debe someterse a revisiones internas, lo que ofrece a los ciudadanos la imagen que siempre se busca cuando se recibe un trato injusto o una persecución sin fundamentos.
Felicitamos a los jueces que se empeñan en hacer bien su trabajo y en especial a los que integran el sistema de justicia federal, porque son verdaderos garantes de nuestros derechos.
Como familia, nos parece necesario hablar del tema y compartirlo con ustedes.