Organizar algo así requiere de un esfuerzo de logística increíble, pues debe quedar todo a punto, primeramente para garantizar la seguridad de los participantes y del público, y luego para dar certeza a la carrera y provocar esa emoción en los aficionados, tanto corredores como espectadores, que hace que año con año regresen a vivir el mismo espectáculo.
Para llevarlo a cabo, fue necesario romper las inercias, pone en movimiento muchas fuerzas y demostrar que cuando se quiere, se puede.
El resultado fue muy satisfactorio, como pueden ustedes ver en la portada de éste periódico del sábado, donde se aprecia parte de la multitud que se congregó.
Ese día mucha gente tuvo diversión sana y gratuita y prestadores de los más variados servicios, lo miso que humildes vendedores de toda clase de cosas lograron ingresos extras, mientras mostrábamos al mundo una imagen de Morelos –festiva, de convivencia- que no se parece a la que otros difunden y que tanto dañe nos hace.
Definitivamente una vez más valió la pena el esfuerzo. Nos podríamos haber quedado quietos y hacer caso a las voces negativas que dicen que en Morelos no estamos para grandes eventos. Pero siempre tratamos de predicar con el ejemplo y por eso podemos presumir de un éxito más.