Por eso construyen una red alternativa de servicios encaminados a aquellos que buscan el llamado “turismo de aventura”, el contacto directo con la naturaleza.
De esa manera ofrecen oportunidades únicas de diversión en zonas naturales que, a diferencia de otros estados, están a pocos minutos de todos los servicios.
Debido a nuestra gran red de comunicaciones carreteras, es posible pasar una mañana emocionante explorando ríos o descendiendo por acantilados -o en tiempos de lluvia retar a salvajes rápidos- y en apenas quince minutos o menos llegar a la población más próxima o entroncar con una moderna autopista que nos llevará a Cuernavaca o a la ciudad de México.
Pocos lugares ofrecen esa posibilidad y cada vez son más los audaces pequeños empresarios que apuestan por ese turismo de aventuras, que puede usted encontrar lo mismo en Temixco (exactamente en Cuentepec, atrás del aeropuerto Mariano Matamoros y de fácil acceso desde Xochicalco) o en varios puntos de Tlaquiltenango a los que se puede acceder por la Autopista del Sol, o en Tlaltizapán, Puente de Ixtla o Amacuzac, por citar los más conocidos.
Hago referencia a todo eso para que sepan ustedes lo mucho de nuestro estado que aún queda por descubrir y el gran esfuerzo que hace nuestra gente para crear riqueza y atraer visitantes.
Tómese un tiempo y descúbralo con sus propios ojos. De antemano le puedo asegurar que lo disfrutará ampliamente.
No me quiero despedir sin antes agradecer a las muchas personalidades que han contribuido con su voz a la campaña de Reencuentro con Morelos y su gente.
Estoy seguro que ya somos decenas de miles los que difundimos -por el boca a boca- las bellezas de nuestra tierra. Así contribuimos a su desarrollo. Muchas gracias.