El próximo 5 de junio se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, el cual comenzó a celebrarse en 1974 y ahora es una plataforma mundial de divulgación pública; como cada año, el Día Mundial del Medio Ambiente se organiza en torno a un tema para centrar la atención en una cuestión particular y apremiante; el tema del año 2018 es "Sin contaminación por plástico".
Se busca crear conciencia en la población mundial de que cada año se vierten en los océanos ocho millones de toneladas de plástico, lo cual se ha convertido en amenaza tanto de la vida marina como la humana, ya que destruye los ecosistemas naturales y, si continuamos a este ritmo, para 2050 habrá más plástico que peces en los océanos.
Cabe agregar que según datos de ONU Medio Ambiente, cada minuto se utilizan más de un millón de bolsas plásticas. Llama la atención que las bolsas de plástico eran una novedad en 1970, pero ahora son un producto omnipresente en todo el mundo, de las cuales se fabrican hasta un billón de ellas cada años.
Es en 1933 es cuando se crea el plástico más comúnmente utilizado, el polietileno, por accidente en una planta química en Northwich, Inglaterra; posteriormente, en 1965, la bolsa de polietileno de una sola pieza es patentada por la empresa sueca Celloplast y esta bolsa de plástico comienza a reemplazar a las de tela en Europa; en contraparte y hasta el año de 2002, Bangladesh es el primer país del mundo en prohibir las bolsas de plástico, después de que se descubriera que tenían un papel clave en la obstrucción de los sistemas de drenaje durante las grandes inundaciones.
En este espacio, durante 2016 y 2017, en el mes de junio compartimos información respecto a la importancia de cuidar los océanos. Y es que a partir del 2009, las Naciones Unidas designaron el 8 de junio como el Día Mundial de los Océanos; el concepto fue propuesto por primera vez en 1992, en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, como una manera de crear conciencia sobre el papel crucial que los océanos desempeñan en el sostenimiento de la vida y las distintas maneras en que las personas pueden ayudar a protegerlos.
Los océanos, parte fundamental de la biósfera, ayudan a regular el clima y el tiempo, proporcionan oxígeno y alimentos y tienen efectos beneficiosos para el medio ambiente, para la sociedad y la economía en general; se ha dicho que los océanos actúan como pulmones del planeta, ya que proporcionan la mayor parte del oxígeno que respiramos, además de que los productos del mar son la principal fuente de proteínas para al menos una de cada cuatro personas en el mundo.
Relacionados con el mar, existen numerosos datos y cifras a tomar en cuenta: los océanos cubren más de 70 por ciento de la superficie del planeta, y sólo el uno por ciento de la superficie oceánica está protegida; además, entre un 50 y un 80 por ciento de la vida en la Tierra se encuentra bajo la superficie del océano, que constituye 90 por ciento del espacio habitable del planeta y menos del 10 por ciento de este espacio ha sido explorado hasta ahora por el hombre. También los océanos contienen 96 por ciento de toda el agua de la Tierra; el resto es agua dulce, que se encuentra en forma de ríos, lagos y hielo.
Se ha comparado a los océanos como el corazón de nuestro planeta, ya que regulan el clima, alimentan a millones de personas, producen oxígeno, son el hábitat de una gran variedad de seres vivos y proporcionan medicinas y numerosos recursos; por eso es indispensable informar a la opinión pública de las consecuencias que la actividad humana tiene para los océanos y poner en marcha un movimiento mundial ciudadano a favor de los océanos, movilizando a la población hacia un objetivo de gestión sostenible de los océanos, respetando su belleza, riqueza y potencial.
Por ello es necesario enfocar un esfuerzo especial para detener la contaminación por los plásticos, que representan una amenaza grave porque se degradan muy lentamente y contaminan las vías fluviales durante mucho tiempo; además, la polución derivada de los plásticos perjudica la salud de los animales marinos, incluido el zooplancton, pues confunden las micropartículas con alimento.
Cabe señalar que en la cumbre de Davos de enero de 2016 fue presentada una investigación que lleva por título “La nueva economía de los plásticos: repensando el futuro”, realizada por la Fundación Ellen MacArthur: es el primer estudio dedicado a medir este fenómeno, y tiene como objetivo concientizar sobre el uso masivo que se hace de este material tan contaminante, y los daños que está produciendo en el agua del planeta.
En el documento se refiere que, cada año, ocho millones de toneladas de materiales plásticos acaban en los océanos y mares (lo que equivale a verter en los mismos un camión de residuos por minuto), además de que entre el 60 y el 90 por ciento de la basura marina está compuesta por diferentes tipos de polímeros de plásticos; si esta tendencia no cambia, se prevé que en tan sólo diez años habrá en los océanos una tonelada de residuos de este material por cada tres toneladas de peces, y en 2050 la cifra sobrepasaría en gran medida a la cantidad de peces.
Otro dato que pone de relieve lo preocupante de la situación sobre la contaminación en los océanos es que en el 2015 se produjeron 322 millones de toneladas de plásticos: el equivalente a 900 edificios del “Empire State Building”; cabe agregar que los plásticos además permanecen en el ambiente por cientos de años, y pueden entrar en la cadena alimentaria.
El primer impacto que provocan los plásticos es en la vida marina e incluso se calcula que para el año 2050, el 99 por ciento de las aves marinas habrá ingerido plásticos, además de que 600 especies marinas están hoy afectadas por dicho problema; 15 por ciento de ellas son especies en riesgo, tanto por ingerir plásticos como por estrangulamiento.
Por tales motivos de alarma, la ONU lanzó en años anteriores la campaña “Mares Limpios”, mediante la cual busca que gobiernos, empresas y todos los ciudadanos tomen medidas para reducir la cantidad de plásticos y embalajes que se producen, consumen y desechan. ¿En qué podemos contribuir a dicha campaña, como ciudadanos? Además de exigir que gobiernos y empresas avancen en ese tipo de legislación, también habría que tomar medidas a nivel personal para reducir lo que se conoce como “la huella de plástico” o “plastic foodprint”, dejando de utilizar plásticos de un sólo uso, como las bolsas plásticas o los llamados “popotes”, entre diferentes iniciativas para que los consumidores abandonen el mal hábito de usar y tirar.
Incluso atletas, aficionados deportivos y clubes de todo el mundo se han unido para hacer frente a la ola de plásticos que contamina los océanos del mundo, y entre los esfuerzos se incluyen limpiezas submarinas o carreras en las que los corredores recogen basura en las calles, como parte de su ejercicio. Un ejemplo de esta tendencia es la actividad conocida como "plogging" en Suecia, que consiste en recoger basura mientras corres o trotas: el nombre proviene de combinar la palabras suecas plocka, de recoger, y jogga, de correr.
Entre las pequeñas acciones para participar en el movimiento mundial que propone reducir el uso del plástico -del cual el de un solo uso tiene una vida útil promedio de 12 a 15 minutos, y sin embargo puede tardar entre 400 y más de mil años en desintegrarse- se cuentan las siguientes:
1.- Usar cepillo de dientes biodegradable de bambú, con cerdas naturales.
2.- Evitar el uso de sartenes antiadherentes recubiertos de teflón, ya que el teflón se descompone en microplásticos.
3.- No utilizar rasuradoras de plástico desechables.
4.- Usar productos para el cabello que no contengan ingredientes plásticos, como silicona y petróleo.
5.- Utilizar toallas de algodón, algodón orgánico o fibra de cáñamo en lugar de toallas de algodón desechables.
6.- Evitar los globos en fiestas y celebraciones, ya que al desecharse y llegar al mar pueden ahogar y estrangular a los animales marinos y dañar la vida marina.
7.- Utilizar botellas de agua reutilizable no plásticas, y termos también reutilizables no plásticos para el café o té.
8.- Empacar el almuerzo en un recipiente reutilizable no plástico.
9.- Evitar el uso de las pajitas de plástico (popotes) y cambiarlas por utensilios reutilizables.
En el mensaje del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, se señala que "ya hay más microplásticos en los mares que estrellas en nuestra galaxia. De las islas remotas al Ártico, no queda ningún lugar intacto. Si se mantiene la tendencia actual, en 2050 nuestros océanos tendrán más plástico que peces. El mensaje de este Día Mundial del Medio Ambiente es simple: rechaza el plástico descartable. Si no puedes reusarlo, rehúsalo. Juntos podemos trazar el camino hacia un planeta más limpio y verde". Coincidimos.