Este viernes 21 de septiembre se conmemoró el Día Internacional de la Paz. No sería acertado escribir que “se celebró”; faltaríamos a la verdad si en realidad creyéramos que se puede celebrar en estos momentos a la paz. Y es que tal como ha señalado el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, debemos actuar “juntos para promover y defender los derechos humanos para todos, en aras de una paz duradera para todos”.
El Día Internacional de la Paz se estableció en 1981, por la resolución 36/67 de la Asamblea General de la ONU; dicha fecha se eligió para que coincidiera con la sesión de apertura de dicha Asamblea, que se celebra anualmente el tercer martes de septiembre. La primera vez que se conmemoró el Día de la Paz fue en el año de 1982.
Posteriormente y en el 2001, la Asamblea General aprobó por unanimidad la resolución 55/282 que estableció el 21 de septiembre como un día de cesación del fuego y de no violencia a nivel mundial: la ONU invita entonces a todas las naciones a que cumplan con un cese de hostilidades durante ese día y a que se refuercen los ideales de la paz en todos los pueblos del mundo.
En este 2018, el tema del Día Internacional de la Paz es la Conmemoración del 70 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, un documento que marca un hito en la historia.
Dicha declaración fue elaborada por representantes de todas las regiones del mundo, con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 como un ideal común para todos los pueblos y naciones; es el documento más traducido del mundo, disponible en más de 500 idiomas y que debería tener aún más relevancia hoy en día como la fecha en la que se proclamó.
Es interesante señalar que la ONU ha seleccionado personalidades que se han distinguido en los campos de las artes, la literatura, la música y los deportes, o en otras áreas de la vida pública, y que ayudan a enfocar la atención del mundo en la labor de las Naciones Unidas: se denominan como Mensajeros de la Paz o Embajadores de Buena Voluntad de Naciones Unidas.
Y aunque es verdad que las personalidades elegidas tienen la posibilidad de comunicar un mensaje de paz a millones de personas, intentando apelar a la conciencia de los grandes líderes por un futuro mejor, somos todos nosotros los responsables de dar tal mensaje en el día a día.
Tal vez no tengamos los medios para llegar a la radio, la televisión, las revistas o los periódicos con nuestro propio mensaje de paz, pero son infinitos los actos positivos que podemos enviar al mundo, a través de cosas simples; la sonrisa es una herramienta poderosa: un regalo que puede ayudar a iniciar y mantener la paz a través de una expresión de comprensión, humildad y gentileza.
Gestos sencillos pueden causar un impacto enorme en la vida de las personas, en el momento oportuno.
Por supuesto: si antes no encontramos la paz en nosotros mismos, ¿cómo podemos exigirla para los demás? Después pensemos de cuántas maneras tan simples podemos brindar todos los días un pequeño mensaje de paz a otra persona que desconozcamos... o que incluso conozcamos. Pensemos como este mensaje repercute y se transmite a otros.
Mientras el secretario general de la ONU exhorta a todos los pueblos y naciones a que "actúen en consonancia con lo dispuesto en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en la que se reconocen la dignidad inherente y los derechos igualitarios e inalienables de todas las personas", evitemos que sucedan injusticias en nuestro entorno, adoptando un enfoque no violento para la resolución de problemas pero, al mismo tiempo, reivindicando los derechos humanos de otras personas.
Las pequeñas acciones ayudan a crear grandes cambios.