Darío Ramírez, director en aquel momento de la Oficina para México y Centroamérica de Article 19, durante la presentación editorial del documento “Estado de Censura”, el año pasado, destacaba que el miedo de la prensa crece día con día, pero que “el silencio o dirigir la mirada hacia otro lado no son opciones”, porque “la abollada transición democrática que arrancó en 2000 necesita de una prensa vigorosa, fuerte, oportuna e independiente”.
Apuntábamos en aquella ocasión que dichos adjetivos aplicados al término “prensa” evocaban a un periodista mexicano, famoso en los años treinta. Eduardo Téllez Vargas, mejor conocido como “El Güero Téllez”. Nacido en 1908 y por cierto, originario de Yautepec, Morelos, escribió un libro con las memorias de sus mejores casos, señalando en él que nunca se consideró capitalino, sino morelense.
Téllez recuerda en sus memorias que “el periodismo en 1930 era más bohemio y al periodista se le quería y respetaba porque tenía un gran sentido de la decencia y la honestidad y era incapaz, por lo tanto, de recibir cinco centavos de nadie (…) Para que una persona se considere un profesional del periodismo debe ser honesta, culta y debe estar dispuesta a decir la verdad”
Y agregaba que “si un individuo se mete a reportero para ver cuánto gana, o a redactor para recibir el consabido ‘sobre’ de la oficina de prensa de alguna secretaría, ese hombre nunca será periodista, sino un bandolero del periodismo”.
Este año, Article 19 también presentó en marzo su informe, respecto al año 2015 y al cual en esta ocasión tituló como “M.I.E.D.O.” (Medios, Impunidad, Estado, Democracia, Opacidad); en el prólogo del documento, titulado “Radiografía del miedo”, Darío Ramírez -quien deja la dirección regional de Article 19 en este mes de abril-, apunta que “El miedo no es el estado natural de las personas. El miedo lacera la libertad, la confianza, la colectividad. Destruye lentamente lo más esencial de los núcleos sociales. La anatomía del miedo es incierta. Cada persona lo carga de manera distinta, pero lo cierto es que hoy en México el miedo está instalado, en mayor o menor medida, en todas las redacciones de prensa”.
Continúa: “Y es imposible hacer periodismo responsable, diligente y de interés público con miedo. El miedo se crece en la ingobernabilidad, al ver cómo nuestro clamor por justicia y estado de derecho se desvanece continuamente todos los días. (…) Nos hemos acostumbrado a eso. Esa falta de castigo es la que inevitablemente promueve el miedo que recorre las venas de todos los periodistas en México, que se juegan la vida para buscar y sacar la información para una sociedad que, en general, también ha sufrido al ver cómo se recortan sus libertades”.
El año pasado también hacíamos referencia a una publicación del 2012 en la que la Red Internacional de Enlace y Apoyo Ciudadano, echaba de menos al “Güero” Téllez: “al reportero literato investigador, ‘como los de antes’, cuando la realidad jugaba vencidas con la imaginación y salía triunfante, y el horror de las verdades humanas más abyectas resultaba sublimado y embellecido por el arte, por la maestría de notas y fotografías que han quedado, indudablemente, para la posteridad. A veces la literatura, el periodismo y la fotografía reflejan la paradójica belleza del horror”.
Pero el horror de las verdades humanas en México es el siguiente, retomando los datos correspondientes al informe “M.I.E.D.O.” de Article 19: el 2015 es el más violento para la prensa en México, cuando se registró en promedio una agresión a periodistas cada 22 horas (el año anterior era una agresión cada 26 horas) y en total se documentaron 397, incluyendo siete asesinatos de periodistas; esto representa un crecimiento de 21.8 por ciento respecto a 2014, cuando se contabilizaron 326.
Además, la suma de ataques contra la prensa, del 1 de diciembre de 2012 al 31 de diciembre de 2015, ascendió a mil 73 hechos documentados y representa 58.5 por ciento, es decir, más de la mitad del total acumulado de agresiones de 2009 a 2015, periodo en el cual se registraron mil 832; la documentación histórica de Article 19 permite identificar que el 46.9 por ciento de las agresiones, en los últimos siete años, provienen de algún servidor público.
Del total de agresiones en 2015, 69 fueron contra medios de comunicación y entre 2014 y 2015 los ataques a medios de comunicación aumentaron en 80 por ciento; de igual modo, han aumentado las agresiones contra medios en el ámbito digital: de 2009 a 2015 se registraron 59 ataques cibernéticos y 30 de ellos ocurrieron el año pasado.
Respecto a las cifras de agresiones a la prensa en Morelos, reflejadas en “M.I.E.D.O.”, se anota lo siguiente: ninguna en el 2009; nueve en 2010; cinco en 2011; nueve en 2012; dos en 2013; siete en 2014 y cuatro en el 2015.
Cabe destacar también que durante más de una década que Article 19 ha estudiado el fenómeno de la violencia contra la prensa, la organización ha identificado que el 46.9 por ciento de las agresiones, en los últimos siete años, provienen de algún servidor público.
El documento agrega que instancias como la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y el Mecanismo para la protección de personas defensoras de derechos humanos y periodistas “son instancias ineficaces, que por inacción, omisión, y falta de voluntad abonan a la impunidad y la consecuente repetición de violaciones a derechos humanos”.
Durante la presentación del informe “Estado de Censura”, el año pasado, la periodista Carmen Aristegui dirigió un mensaje apuntando que se libra una batalla que podría ser ‘una piedra a la luna’, “pero hay que darla. La batalla por la libertad de expresión, las luchas por la libertad de decir, por el derecho a escuchar, por el derecho a estar informados, son batallas que se tienen que dar colectivamente, son batallas que se tienen que dar desde la sociedad y desde los propios periodistas (…) Si no damos las batallas correctas con la firmeza, con la claridad, con la inteligencia y con la imaginación necesarias, vamos a perder”.
Aunque algunos señalen que es inútil ‘tirar piedras a la luna’, se puede saber ‘quién tira más lejos’. Aunque para lograrlo, cada periodista debe apoyarse en los valores éticos que permitan a México obtener una prensa vigorosa, fuerte, oportuna e independiente. Coincidimos.
INDICTUM
Al momento de escribir este espacio, recordamos al compañero Sergio Gómez Guerra, quien falleció el jueves pasado. En una entrevista de semblanza, Sergio comentaba respecto a la ‘nota roja’ que “antes por ejemplo (…) te ibas tú solo a cubrir tu nota porque te peleabas la exclusividad. Ahora los tiempos han obligado a los reporteros a hacer un protocolo (…) ahora vivimos muy distinta la delincuencia; nos ha obligado a cambiar desde tu forma de vida hasta el periodismo propio”. Recuerdo particularmente el mes de mayo de 1998, cuando Sergio era coordinador de Investigaciones Especiales en La Unión de Morelos; nos tocó coincidir en la cobertura de la nota principal del día 22, que se tituló “Atacan los Arizmendi en Morelos”. Periodista valiente y persona generosa: siempre te llevaremos en el pensamiento, amigo.