A dos años de distancia, prácticamente los candidatos están definidos, y éstos por su parte han iniciado sus estrategias para conseguir su fin. Y es que prácticamente éstos no tienen resistencia al interior de su partidos.

El primero de los priístas en asomar la cabeza y apuntarse a la candidatura del gobierno del estado, es el joven alcalde tricolor capitalino, Manuel Martínez Garrigós, que tras varios intentos (tres en total) vio cristalizado su deseo de convertirse en edil, arrebatándole la capital al panismo, que era ahí donde tenía su bastión.

De hecho, es Martínez Garrigós quien tendrá más problemas al interior de su partido, pese a la mediática alianza que éste ha conformado con la ex candidata priísta al gobierno del estado, Maricela Sánchez Cortés, ya que llegado el momento será ésta su contrincante por la candidatura.

En sí Martínez Garrigós ha sido asesorado para seguir los pasos populistas del perredista tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, al ofrecer a la sociedad diversiones. Aún así el joven priísta aventaja a sus oponentes, pero su elección dependerá en gran medida de cómo termine su gestión en Cuernavaca.

Los triunfos que el priísmo ha tenido en el país han provocado que en Morelos sus dirigentes se confíen a tal grado que dan por hecho que en el 2012 sin duda ganarán, sin reparar que las cosas no les han salido bien, tanto en la capital como en el Congreso del Estado, en donde se han conformado varias corrientes y cada una de ellas buscará nominar a su propio candidato.

El otro prácticamente candidato es el panista Adrián Rivera Pérez, quien desde el Senado de la república realiza los amarres necesarios para conseguir la anhelada candidatura.

El miembro de la Cámara Alta es hasta hoy el único que puede ocupar la candidatura, pues no tan sólo tiene el apoyo de la militancia blanquiazul, sino además es un hombre cercano al presidente de la república, Felipe Calderón Hinojosa.

Lo único que le impedía a Rivera Pérez ser el candidato al gobierno del estado está sorteado, pues aunque este panista de cepa no es morelense por nacimiento, es un hecho que la actual legislatura reformará el artículo 58 de la Constitución Política local. Es decir, no necesitará recurrir al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para ser candidato.

El problema de Rivera Pérez está en la poca difusión que éste ha hecho de su trabajo realizado en el Congreso de la Unión, y que a dos años de las elecciones no ha iniciado los recorridos que lo ayuden a conformar los amarres que lo lleven al triunfo.

Otro problema es que el senador tendrá que convencer a la dirigencia nacional de su partido que en Morelos no es conveniente aliarse con el perredismo para ganar la primera magistratura, pues de ser así Rivera Pérez podría perder la candidatura.

De los tres partidos llamados grandes, es decir, PRI, PAN y PRD, es sin lugar a dudas este último el que goza de menor voto duro. Por lo tanto los perredistas necesitan recurrir a las alianzas que, por cierto, hoy en día están de moda.

El también senador Graco Ramírez Garrido Abreu, por cierto aspirante a gobernar Morelos desde hace más de una década, le está apostando a construir en torno a su candidatura una alianza con el Partido Convergencia y el Partido del Trabajo.

Para el distinguido perredista todo marcha a pedir de boca, pues mientras construye sus alianzas con líderes sociales y partidos políticos identificados con la izquierda, los priístas y panistas simplemente no han avanzado gran cosa.

Como lo comentamos al inicio de esta columna, Martínez Garrigós tendrá que pasar por el desgaste que implicarán las elecciones internas de su partido, mientras que Rivera Pérez tiene que posicionarse para tener alguna oportunidad.

El perredista ha demostrado ser un viejo lobo de mar, y aunque su partido en Morelos en estos momentos es la tercera fuerza política, éste no ha dejado de recorrer cada rincón de Morelos para hacer compromisos con grupos sociales, pues bien dice el refrán: “Al que madruga, Dios lo ayuda”.

De otras cosas…

Los diputados del PRI de plano se dan por vencidos, y ya hablan de la posibilidad de reformar la Ley Orgánica del Congreso del Estado para cambiar al presidente de la Mesa Directiva cada cuatro meses. Falta que las otras bancadas los apoyen. Hasta el próximo martes…