Es probable que este tipo de estudios no signifique nada para usted, amable lector, pero sí representa algo para quienes laboran en los múltiples centros de investigación científica asentados aquí. Ningún sociólogo desconoce los alcances de dichas encuestas, aplicadas a plazos largos.
Antes de continuar con el tema de las “Encuestas Longitudinales” déjeme decirle a usted que el caso de Edgar Jiménez Lugo, mejor conocido como “El Ponchis”, desde una perspectiva jurídica, se encuentra encauzado ya por las autoridades de Morelos dentro de los cánones establecidos por la legislación local en materia de justicia para adolescentes, aunque acatando, además, las disposiciones de un juez de garantías sobre el mismo rubro, a fin de preservar la integridad física del detenido y reducir riesgos de evasión, incluso transfiriendo a Edgar a otra entidad para cumplir los 60 días de prisión preventiva. Definitivamente, el centro para adolescentes que existe en Alpuyeca no ofrece garantías al respecto. Asimismo, ayer trascendió la existencia de más “niños sicarios” y el hecho de que las imágenes correspondientes a “El Ponchis”, difundidas profusamente por la internet desde hace un par de meses, corresponden a otro muchachito, con facciones y cabello (afro) diferentes, aunque también está incorporado a las filas del Cártel del Pacífico Sur (CPS). En fin. Esto deberán indagarlo las autoridades competentes.
La noticia de “niños sicarios” en Morelos, como ha ocurrido durante otros momentos críticos del pasado reciente, propiciaron el desgarramiento de vestiduras entre quienes aprovechan cualquier oportunidad para sacar raja política. Sin embargo, de nada sirven sus opiniones y posiciones mediocres. ¿Alguno de esos politicastros podría desglosar qué son las mencionadas “Encuestas Longitudinales”? Puedo asegurarles que jamás habían escuchado algo sobre el tema.
Consisten en tomar una muestra de un grupo de niños menores de 10 años en alguna ciudad y seguirlos hasta la edad adulta, para identificar quiénes se convierten en delincuentes y qué factores los distinguen de aquellos que no lo hacen. Un objetivo central es precisar qué factores específicos predicen el desarrollo del crimen en la infancia.
Por ejemplo, en la Encuesta de Inglaterra 411 niños de entre 8 y 10 años de educación primaria fueron contactados en la zona urbana de Londres; llenaron cuestionarios y fueron examinados a la edad de 8, 10 y 14 años; y luego fueron encuestados a la edad de 16, 18, 21, 25 y 32 años. Según el director del programa, en todas las entrevistas fue posible contactar a casi toda la muestra (95 por ciento). También se encuestaron a los padres al menos una vez al año desde los 8 hasta los 15 años de edad y a los maestros de los niños a la edad de 8, 10, 12 y 14 años.
Durante el estudio se buscaron, en la oficina central de registros criminales de Londres, antecedentes penales de los integrantes de la muestra, así como de sus padres, hermanos, esposas, concubinas o pareja. Al final, el 20 por ciento (1 de cada 5) de los individuos registraron antecedentes penales por delincuencia juvenil, y un tercio (153 o 37 por ciento) antecedentes penales de adultos hasta la edad de 32 años. Sopas.
Según al análisis de regresión, los más importantes pronosticadores de delincuencia a la edad de 8 y 10 años se ubicaron en seis categorías: 1) Comportamiento antisocial del niño, que incluye conflictividad, deshonestidad y agresividad; 2) Hiperactividad, impulsividad y déficit de atención; 3) Pobre desempeño académico; 4) Familiares delincuentes (padres convictos, hermanos mayores convictos y hermanos con problemas de conducta); 5) Pobreza familiar (bajo ingreso, numerosa y descuidada casa-habitación); y 6) Una pobre técnica de los padres para criar al niño (severa y autoritaria disciplina, pobre supervisión de las actividades del niño, conflicto entre los padres y separación de estos con el niño). Esta categorización resultó ser el más importante pronosticador de delincuencia a la edad de 8 y 10 años.
¿Alguno de los seis pronosticadores se adapta al caso de algún conocido o familiar suyo? Desde temprana edad, en Tejalpa, “El Ponchis” robaba lo que le gustaba. El dueño de un acuario que colindaba con su casa lo recuerda, a la edad de 7 u 8 años, robándose tortuguitas, lo cual repetía frecuentemente. Luego seguimos con este tema.