El también coordinador del grupo parlamentario panista presentó un esquema con los artículos de la legislación aplicable al caso, así como un cronograma que contiene 18 momentos por los que podría transitar un procedimiento como el referido.
Una parte álgida será alcanzar un dictamen mediante el voto ponderado de al menos 20 legisladores. Esto deberá dilucidarse antes del 4 de abril, pero después se involucrarían la Comisión de Gobernación y Gran Jurado y los magistrados del Tribunal Superior de Justicia. Sobra decir que, en cualquier tiempo, el acusado podría optar por diversos medios de defensa, incluidos sendos recursos interpuestos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como ocurrió en el caso del ex gobernador Sergio Estrada Cajigal. Empero, déjeme decirle a usted que algunos juristas morelenses, entre quienes destaca Carlos de la Rosa Segura, miembro del Consejo de la Barra de Abogados del Estado, aseguran que es improcedente el juicio político contra Marco Adame.
¿Existe la posibilidad de que Jorge Arizmendi García, presidente de la Comisión de Gobernación y Gran Jurado del Congreso local, sea relevado en este cargo por Omar Guerra Melgar, actual coordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional? ¿Se avecina un cambio (obligado) de presidente del Tribunal Superior de Justicia? ¿Miguel Angel Falcón Vega será sustituido por Ezequiel Honorato Valdez, a fin de cumplir con los designios del partido tricolor? Esta y otras preguntas serán respondidas durante las próximas semanas.
Cambiando de tema me referiré a Manuel Escobar, director de Gobernación Municipal en Cuernavaca, quien, según afirman fuentes fidedignas adscritas al Ayuntamiento citadino, es conocido ampliamente por los expendedores finsemaneros de barbacoa que operan en forma irregular sobre importantes arterias cuernavaquenses; y no porque consuma mucha “vitamina T”, sino debido a otras circunstancias que en breve le asegurarán su consolidación patrimonial. ¿Será? Por lo pronto, las citadas maniobras generaron recientemente molestia en el subsecretario de Gobierno de la comuna, Angel Martín Carvajal Beltrán, quien recibió “órdenes de arriba” para poner orden en ese sector. Desde luego, Carvajal Beltrán recibió línea de Francisco León y Vélez, secretario general del Ayuntamiento, a fin de utilizar la “barredora” y poner de patitas en la calle a servidores públicos corruptos. Empero, yo como Santo Tomás: “Hasta no ver, no creer”. Lo deseable es que las acciones del ex director general del Transporte del Estado (lo fue en tiempos de Jorge Arturo García Rubí) fructifiquen a favor del alcalde Manuel Martínez Garrigós.
Cambiando de tema comentaré que la agresión es un acto, comportamiento o acción de un individuo o una colectividad, dirigido a dañar, someter, disminuir, herir física o psíquicamente a otro individuo o colectividad de manera arbitraria o ilegítima desde el punto de vista de la víctima o del sistema social de la que forma parte. Su forma extrema en sentido material es la violencia. La agresión verbal se utiliza en ocasiones para intimidar o coaccionar durante los entrenamientos físicos militares. Etcétera, etcétera.
Dentro de la sociología, los componentes secuenciales de la agresión involucran a individuos, grupos, sistemas, mecanismos de decisión, estructuras y colectividades, bajo los siguientes factores: disposición individual a la agresión innata o adquirida; los grupos de interés; las élites dominantes; los medios de comunicación masiva; el sistema político y la cultura política; el gobierno y la burocracia central; la estrategia internacional de un país hacia otro; la dinámica de decisión en momentos críticos; los procesos de escalada; la dinámica propia y las reacciones del ambiente internacional; la acción de clases sociales; y el lenguaje político. Las agresiones varían según el grado de preparación y organización.
Se requiere la verificación de un determinado acontecimiento o la presencia de un factor psicológico, ecológico, informativo o estructural para originar la fase posterior. Si la secuencia se interrumpe en una de las fases preliminares, la agresión no ocurre.
Los nervios crispados de nuestras autoridades -en el Estado y Cuernavaca- tienen su origen en la agresión. Empero, Marco Adame Castillo y Manuel Martínez Garrigós están inmersos en un perverso juego cuyos beneficiarios serán otros. Ya lo veremos.